jueves, 31 de enero de 2013

Sanando el pasado

Si durante el pasado otras personas nos han despreciado, alguien nos ha hecho sufrir, nos ha dejado, nos ha traicionado, o nos ha hecho sentir que valíamos muy poco, es importante aprender de esta situación todo lo necesario para evitar que esto nos vuelva a ocurrir.
Lo mejor es dejar las malas experiencias en el pasado y una vez que se ha tomado conciencia de la situación, empezar a reforzar nuestra autoestima basándonos en otras experiencias y situaciones del presente y no en aquello que nos afectó negativamente en el pasado.
Si otras personas no supieron valorarnos en el pasado o nos han hecho sentir mal, esto no quiere decir que no valgamos nada. Simplemente es hora de hacer borrón y cuenta nueva, empezar por valorarnos y respetarnos y de esta manera será más fácil encontrar otras personas que también lo hagan.
El ser humano vive en el tiempo, es decir, nace y crece en un contexto espacio temporal concreto. En este sentido, las circunstancias influyen en la propia libertad aunque no la determinan al cien por cien. Es decir, el ser humano siempre tiene la capacidad de elegir. En este sentido, existen personas que por razones inconscientes, a veces, han decidido permanecer en el pasado, es decir no pueden superar el ayer y siguen recordando con frecuencia un hecho que al ser del pasado ya no existe y que les impide disfrutar del ahora.
Lo cierto es que cuando el pasado no se asume, puede producir un trauma. Un trauma que la persona debe de elaborar y procesar a lo largo del tiempo, y en muchas ocasiones, puede necesitar de la ayuda de un consejero especializado o psicólogo. De hecho, aceptar los acontecimientos es la mejor forma de vivir. Aceptar, implica asumir que algo fue así porque tenía que ser. Y con base en esa realidad, debemos sacar una lectura positiva de los hechos, es decir, debemos extraer un aprendizaje que nos sirva como legado vital para afrontar el ahora.
Vivamos en el presente y liberemos el pasado.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

miércoles, 30 de enero de 2013

Superando el pasado

Cuántas personas viven atormentadas por situaciones que vivieron en el pasado?
Si bien es cierto que el pasado no se puede cambiar, sí se puede cambiar la idea que tenemos sobre éste, o más concretamente la forma como permitimos que nuestro pasado influya sobre nuestro presente y sobre nuestro futuro.
El pasado no puede cambiarse y lo que ocurrió difícilmente podremos eliminarlo de nuestra memoria y recuerdo, pero es importante tomar aquello que nos ha hecho daño en el pasado como una enseñanza y utilizarla para mejorar y crecer y no como algo que nos estará haciendo daño constantemente.
Muchas personas forman y basan su autoestima en situaciones pasadas en las que los lastimaron o en las que sufrieron mucho.
Esto no ayuda a reforzar la autoestima sino todo lo contrario.
Por esto es importante aprender a cambiar nuestra perspectiva sobre las experiencias pasadas negativas, para poder disfrutar más de nuestro presente y de nuestro futuro y así reforzar nuestra autoestima y evitar que nos afecte negativamente.
Mañana seguiremos con el tema. Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

viernes, 25 de enero de 2013

Como encontrar la paz interior 2

Entonces, ¿Como encontrar paz interior? La parte más importante es ser buena persona. De nada sirve ser místico, si luego debemos dinero a amigos o los dejamos de lado indiferentemente.
La paz interior solo se consigue estando en paz con nosotros mismos y con los demás. ¿Nos queremos? ¿Nos valoramos? Sino es así siempre nos estaremos maldiciendo, criticando o humillando a nosotros mismos constantemente. “¿Por qué a mí?” , “Siempre lo hago todo mal” , “Ojalá no estuviera tan delgado” , “Ojalá no fuera tan fea”.
Todas estas palabras de no aceptación son absurdas y superficiales. Cada uno es como es y no sirve de absolutamente de nada maldecirse. ¿Nuestra vida mejora al despreciarmos? Al contrario, solo hace que empeore más y más, día tras día, y nos convierte en un infeliz.
Vamos a hablar de los pasos necesarios para como encontrar paz interior.
1. Aprendamos a querernos y aceptarnos
2.  El segundo paso y que debe cumplirse con el primero para encontrar la paz interior es querer a los demás y aceptarlos tal como son. Dejar de odiar sin ton ni son, dejar de ir contra la gente, de pensar que son malas personas, inútiles… Dejar ya de odiar al mundo, dejar de encontrar trabas a los demás.
La palabra principal es: Tolerancia, tolerancia hacia todos y todas, son seres humanos como nosotros:  Nosotros también tenemos defectos. Acéptemos a los demás y no pretendamos que todos los que nos rodean sean perfectos. Esa amargura de no aceptar a los demás nos convierte en un infeliz, nos estresa y nos vuelve una persona amargada.
Solo cuando seamos altamente tolerante, respetemos y queramos a las demás personas tal como son, solo cuando eliminemos esa rabia estaremos a un paso de como encontrar paz interior completa.
3. El último paso y de los más importantes es ser una buena persona. Si somos una mala persona y dañamos a los demás, aunque lo hagamos para obtener otros beneficios como poder y dinero, a la larga arrastraremos un lastre en nuestra conciencia que poco a poco nos comerá por dentro.
Si somos una mala persona, si actuamos en beneficio propio perjudicando a otros eso nos pasará factura, más tarde o temprano iremos sintiendo miserable. Comenzarán depresiones, “bajones” y no sabremos por qué. La amargura nos ira carcomiendo. Es imprescindible ser una buena persona y solidaria con los demás para como encontrar paz interior.
Como encontrar paz interior es complicado, pero cuando se consigue se llega a un estado de bienestar que no es posible alcanzar de otro modo.
Espero que lo logren!!!!!
Cariños y sonrisas
Irene

lunes, 21 de enero de 2013

Encontrando paz interior

Una de las grandes cuestiones del ser humano es como encontrar paz interior.
Todos la quieren, pero nadie la busca!
Y quién la quiere puede pasarse al otro lado y convertirse en un ser que divaga siguiendo a “gurús” espirituales que más que ayudar, venden humo y estilos de vida raros.
Llevar un a toga y exagerar,  meditar 30 veces al día no es más garantía de paz interior que la que cualquier persona de a pie. Como encontrar paz interior se consigue, pricipalmente, con personalidad y mejorando como persona.
Encontrar paz interior no se basa solo en buscar tranquilidad, porque la tranquilidad hasta la puede encontrar un dueño de una farmacéutica que se gana la vida subiendo precios a los medicamentos hasta ponerlos en límites dónde la gente tiene que hipotecarse para pagarlos.
Ignorar la realidad tampoco es como encontrar paz interior. Hacer rituales, danzas de la lluvia y varias cosas más tampoco.
Tampoco encontrar paz interior tampoco se basa solo en psicología pura, dura y comprobada, en cosas palpables que se comprueban y se ratifica que efectivamente sirve.
Ahora vamos a lo real de como encontrar paz interior y que también es científica y psicológicamente comprobable.
Ejemplo:
1. ¿Se puede comprobar científicamente que mejorar como persona te vuelve una persona más tranquila y sosegada? SI, se pueden hacer estudios científicos y demostrarlo.
2. ¿Hay alguna prueba científica de que estar en paz con uno mismo y los demás te vuelve más calmado, tranquilo y feliz? Hay montones de libros de sociología, comportamiento social, estudios psicológicos y científicos que demuestran que estar tranquilo, contento con uno mismo y el mundo, y en definitiva, que estos rasgos positivos contribuyen a que una persona sea feliz y mentalmente sana.
Son cosas palpables y demostrables, investigables. No encontrarás jamás ninguna investigación en el mundo que te diga que mejorar como persona perjudica gravemente tu vida y la de los demás.
Entonces, a mejorar como personas, a ser más buenos, más generosos, más tolerantes, que eswo nos ayudará a ser mejores personas y a la vez mejorará la vida de los que nos rodean y por ende, mejorará la vida del planeta.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

jueves, 17 de enero de 2013

Avanzar por el camino de la paz interior

Ayer dijimos que la paz personal engendra energía. Nuestro incremento de energía física y espiritual es consecuencia de nuestro descubrimiento de la paz interior. Y el empleo más efectivo significa que tenemos menores probabilidades de derrochar sus preciosos recursos en preocupaciones, lamentaciones, culpabilidades e indecisiones. Éste es un paso de gigante hacia la paz interior al nivel espiritual más elevado
Cuando avanzamos por el camino de la paz interior ésta nos ayuda a convertirnos en verdaderos pacificadores; pero no en el sentido habitual de resolver las contiendas de otras personas o de otros pueblos. Por el contrario, nos convertimos en pacificadores cuando producimos la serenidad en nuestras almas. Entonces nos llenamos de un poder positivo, de un espíritu que nos carga de energía. Y cuando esa energía se utiliza para el bien, aumenta. Satisfará todas nuestras necesidades, y fluirá para ayudar a otros.
Creemos que la paz interior, que la paz personal es la energía vibrante que puede curar al mundo, que puede producir la paz entre las naciones.
Creemos que la paz interior, la paz personal, puede traer al mundo una armonía duradera.
En realidad, los actos sencillos son las cosas que cambian nuestras vidas y nuestro mundo. La búsqueda consciente de la paz es uno de ellos.
Hasta mañana, carios y sonrisas
Irene































































martes, 15 de enero de 2013

La paz personal engendra energía

Todas las circusntancias de la vida cotidiana nos consumen un esfuerzo enorme. Los conflictos interiores agotan nuestros recursos. Se pierde la paz. Nos quedamos tan inmersos en la resolución de esta guerra interior que nos queda poca energía para que podamos hacer algo más que ir tirando en el mundo. Y existen momentos en los que incluso ir tirando es difícil.
El problema no es que falte energía, aunque nos sintamos cansados y fatigados.
Tenemos la energía. El problema es que ésta está dividida.
Necesitamos claramente encontrar una base firme para nuestro bienestar interior. La Paz Personal es esa base.
De modo que declaramos una tregua interior. Nos permitimos momentáneamente retirarnos de la batalla encarnizada. Nos tomamos un tiempo de sosiego. Somos conscientes de nuestras batallas y de nuestro cansancio
Esta conciencia nos sitúa en una encrucijada decisiva.
Uno de los caminos conduce de nuevo a la batalla.
El otro conduce al distanciamiento, a la liberación y a la paz interior.
El camino de la reflexión y la meditación nos lleva a una nueva perspectiva. Nos damos cuenta de que nuestros conflictos interiores no son eternos.
Pero no debemos mantenernos distanciados de nuestro deber de obrar. La energía que alimentó antes nuestra encarnizada batalla interna puede ser utilizada ahora para vivir creativamente. Con la práctica, nos volvemos centrados y serenos. Nuestra energía emocional y espiritual se dispara entonces hasta las nubes. Y estamos preparados, recargados, renovados para prestar servicio a nuestro mundo.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

lunes, 14 de enero de 2013

Qué es la Paz interior

Vivir conociendo esta cualidad profunda, aunque sutil de la paz interior, es estar tan bien sintonizado con el poder espiritual de la compasión y del amor. Pero ¿qué es esta paz personal e interior? Y ¿cómo podemos encontrarla?
La paz personal es ese sentido interior, etéreo, de bienestar emocional y espiritual, esa tranquilidad profunda que nos llega cuando somos capaces de desconectarnos de los pensamientos inquietantes, inútiles o amenazantes, y alcanzar a comprender la realidad de “lo que es”.
La paz personal subjetiva, pero muy real, es el sentimiento bien fundado y de unión que tenemos cuando nos liberamos de las preocupaciones, el sufrimiento, el dolor, el estrés y el miedo y somos conscientes de las incontables maravillas que nos ofrece la vida.
La paz interior es el conocimiento de que todo está bien, la compresión de que el Ser Universal lo tiene todo bajo control, aun cuando nuestro mundo parezca a punto de explotar. Nos llega cuando nos apartamos mental, emocional y espiritualmente, y a veces físicamente, de los embrollos mundanos, de los conflictos o de nuestras responsabilidades mal comprendidas.
La paz interior se convierte en una realidad cuando trasladamos nuestro centro desde los problemas que no podemos resolver hasta una visión más elevada de compresión del porque. Y  en este traslado, dejamos caer la tristeza y las preocupaciones. La dicha que queda es la paz.
Si queremos recorrer con éxito el camino que nos lleva a la paz interior, tendremos que desmontar algunos de los obstáculos personales que nos atenazan; el miedo al futuro y las lamentaciones por el pasado no son más que los primarios. El viaje completo a la paz interior significa que también tenemos que superar los baches de la envidia, los desvíos de la impaciencia, las calles sin salida de la terquedad y los puentes helados de la rigidez. Pero debemos viajar. 
El viaje hacia la paz personal no se realiza en un coche estacionado.
¿El camino de la paz? Pasa por la meditación  o la oración, depende de lo que nos salga más fácil. 
Cuando nos atrapan las preocupaciones, o las actitudes de ataque o defensa, estamos desertando, en la práctica, de nuestras posibilidades de alcanzar ese bienestar. La persona que está bien no está en casa. Por ejemplo, podemos estar conduciendo, rabiosos por el tráfico, y perdernos por completo la hermosa puesta de sol. En lugar de verla, nos centramos en escenas interiores de preocupación y de miedo.
La meditación y la oración nos ayudan a trasladar nuestra atención al momento presente y al control de nuestra mente y de nuestro espíritu. Nos vuelve a traer a casa. Podemos soltar nuestras preocupaciones y estar abiertos y conscientes de la presencia divina. Destinar un rato cada día a esta actividad será el mejor de los remedios para todos los males que acechan al hombre actual.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene











































domingo, 13 de enero de 2013

Paz interior

Uno de los objetivos más elevados en nuestro viaje por la  Vida es conseguir las herramientas para alcanzar la paz; la paz interior, “la paz que supera toda comprensión”.
Pero también, uno de nuestros primeros descubrimientos cuando emprendemos el camino del autoconocimiento que nos llevará a la paz interior,  es la guerra que mantenemos con nosotros mismos.
Nos enojamos por nuestros errores; nos resentimos por nuestras debilidades; nos resistimos a hacer realidad nuestras aspiraciones más elevadas.
Queremos progresar en todas las áreas de la vida, pero no nos gusta su precio.
La resolución de estos conflictos se da cuando sabemos  “lo que realmente somos” y ello nos lleva ineludiblemente a la Paz Interior.
Cuando llegamos a conocernos y aceptarnos y saber que es lo que debemos conservar y que es lo que debemos corregir, es cuando realmente estamos en paz.
Luchemos por alcanzarla, desemosla a los demás, brindémosla cada vez que podamos.
Namasté a ustedes, que quiere decir:
"Yo honro el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz, de verdad, y paz. Yo honro el lugar dentro de ti donde cuando tú estás en ese punto tuyo, y yo estoy en ese punto mío, somos sólo Uno"

Sonrisas y cariños
Irene


sábado, 12 de enero de 2013

La verdadera vida y la felicidad

Siempre nos parece que la vida estaba por comenzar, la verdadera vida. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que superar primero, algún asunto no terminado, tiempo por invertir, una deuda que pagar. Entonces la vida comenzaría. Finalmente nos damos cuenta de que esos obstáculos “son” nuestra vida.
Esta perspectiva ayuda mucho a ver que no hay camino a la felicidad. La felicidad es el camino. Así que, atesoremos cada momento que tengamos. Recordemos que el tiempo no aguarda a nadie. Así que, dejemos de esperar hasta que…
Terminemos nuestros estudios ó regresemos a ellos,
Perdamos diez kilos ó las ganemos,
Tengamos hijos ó estos dejen el nido,
Comencemos a trabajar ó nos jubilemos,
Nos casemos ó nos divorciemos,
Llegue el viernes en la noche ó el domingo en la mañana,
Tengamos un nuevo auto o vivienda ó estos estén pagos,
Llegue la primavera ó el verano ó el otoño ó el invierno,
Dejemos de vivir del seguro de desempleo,
Llegue el primero del mes o el quince,
Que toquen nuestra canción,
Hayamos bebido ó estemos sobrios,
Muramos ó nazcamos de nuevo,
Decidamos que no hay mejor tiempo que ahora mismo para ser felices. La felicidad es una travesía y no un destino.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene

viernes, 11 de enero de 2013

Aprender a no culpar a los demás

Quizá sea tan doloroso para admitir los propios errores que intentamos desviar la culpa hacia los demás.
Debido a ello, es posible que le resulte muy duro pedir disculpas cuando está claro que se ha cometido un error, lo que no hace sino complicar el error con sentimientos de falta de honestidad y de culpabilidad. Necesitamos aprender que no se puede "echarle el muerto a otro".
No permitamos que nuestro propio fracaso para conseguir ese nuevo trabajo sea culpa de la familia, del jefe actual de los entrevistadores o de los dioses, No echemos la responsabilidad de nuestros errores a la mala suerte a la falta de oportunidad o a los demás.
Depende de nosotros el crear nuestras propias oportunidades; somos los responsables. Aceptarlo así nos sitúa en una posición que puede permitir mejorar nuestras habilidades ya se trate de relacionarse mejor con los demás o de realizar las tareas y librarse de la trampa de cometer los errores una y otra vez.
Echar la culpa a los demás es como esconder la cabeza bajo el ala. Aceptar la responsabilidad por los propios errores no debería constituir una carga: eso forma parte de ser un adulto.
Necesitamos ser objetivos en nuestro análisis de lo que ha salido mal, y asumir la responsabilidad cuando es debido, ya se trate de nosotros mismos o de los demás.
Si aceptamos nuestros errores sin permitir que dañen nuestra autoestima, nos situamos en una posición de verdadera fuerza.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene


































jueves, 10 de enero de 2013

Culpas desde niño

Es muy posible que de niño, se nos dijera constantemente que eramos culpable por cometer errores, y se nos castigara por ello.
Con el paso de los años, nos acostumbramos a que la culpa fuera un vía de una sola dirección que conducía hasta nosotros: siempre eramos los que nos equivocabamos y a nadie más se le castigaba.
Al crecer interiorizamos esa forma de pensar, convencidos de que siempre teníamos la culpa. Probablemente, no recordemos que nos hayan dicho que aprendieramos de nuestros errores, o que se nos dijera que no importaban; en lugar de eso, recordamos los sentimientos y las expectativas de culpa y castigo en cuanto hicieramos algo mal.
Ya como adulto, quizá intentemos escapar inconscientemente a la experiencia de ser encontrado culpable y castigado siempre, y hayamos descubierto que la mejor forma de hacerlo es acusándonos primero a nosotros mismos.
Podemos llegar incluso a acusarnos de cosas completamente fuera de nuestro control o que, simplemente, nosotros no hicimos.
Una vez que se ha iniciado ese ciclo, nos encontraremos disculpándonos cada vez que algo sale mal y sintiéndonos permanentemente aplastados y sin valor. No aceptemos automáticamente los errores como fallos propios.
Es importante saber cuándo ha sucedido algo por reponsabilidad nuestra, no para castigarse por ello, sino para aprender de la experiencia.
Aflojemos un poco la marcha, sorprendámonos cuando cometamos un error, pero no nos sintamos totalmente derrotados.
Estas tácticas nos ayudaran a comprender cuando ha sucedido algo por culpa nuestra y cuando no; solo así podemos asumir la responsabilidad por nuestros errores y aprender de ellos.
Hasta mañana
Cariños y sonrisas
Irene













martes, 8 de enero de 2013

Caer en la trampa de la culpa

Si caemos en la trampa de la culpa, estaremos atrapados en una telaraña negativa: nos castigamos a nosotros mismos por nuestros errores y eso nos parece luego tan doloroso que acusaremos de nuestros errores a los demás.
Lo más probable es que eso nos haga daño tanto a nuestros propia autoestima como a nuestras relaciones con los demás. Hay que detener ese ciclo!!
Primero, aprendamos a no imponernos niveles imposiblemente altos para nosotros mismos. Muchos problemas parecen ser errores debido a definiciones poco realistas sobre lo que supone el éxito.
En cualquier caso, los errores son perdonables. Todos los cometemos. Aceptar los propios errores y aprender de ellos nos permitirá asumir la responsabilidad sobre sí mismo y desarrollarnos como individuos.

lunes, 7 de enero de 2013

Como quitarse el sentimiento de culpa

Para desarrollarse con total serenidad, hay que saber liberarse del sentimiento de culpa. Para ello, aquí tenemos algunos consejos oara tener en cuenta:
1. En primer lugar, hay que hablarlo hablarlo, a expresar los temores.
2, En el caso de un acto verdaderamente reprensible por la ley (por ejemplo:  atropellar a un peatón con el coche pero no pararse). La única solución es entonces encontrar a la víctima y explicarle el comportamiento. O entregarse uno mismo a la policía para aliviar tu conciencia.
3. Aprender a ser modesto. Nuestras culpabilidades a menudo son desproporcionadas. Incluso hay culpabilidades que podríamos llamar orgullosas, ¡un poco como si estuviéramos convencidos de que el mundo gira en torno a nosotros!
4. Intentar identificar serenamente las razones que nos sumergen en la culpabilidad con el fin de liberarse lo más rápido posible de estos sentimientos negativos. Además, los que se sienten demasiado culpables pueden hacer fácilmente que los demás los vean como realmente culpables.
5. Tomar conciencia de si nuestros valores religiosos y morales de la sociedad se levantan como un ideal difícil de alcanzar, a veces hasta insoportable. Partiendo de aquí, saber que todos somos culpables a la fuerza de nuestras perezas y debilidades cotidianas!
6. ¡Liberarse de toda noción de culpabilidad es imposible! El mayor criminal puede no experimentar ni una pizca de remordimiento por sus malas acciones, y sentirse en cambio muy mal por haber entristeciido a su madre, por ejemplo.
Cada uno tiene sus propias responsabilidades
1. Hay que aceptar el hecho de que no se es responsable de la desgracia de los demás, ¡al menos no totalmente! A decir verdad, no somos responsables más que de nuestros propios actos, pensamientos y palabras. Sin esta toma de conciencia, podemos fácilmente encerrar al otro en un papel de víctima. En una palabra, ¡aceptemos que  no podemos controlar todo!
2. Lo más importante consiste sin duda en poder perdonarse. Aunque pueda parecer fácil de decir: “pago mi falta ya que sufro”, verdaderamente no es la actitud que hay que adoptar, porque entonces, nos consideramos entonces como demasiado malos. ¡El objetivo es autorizarse a vivir de nuevo como un ser libre!
































sábado, 5 de enero de 2013

La culpabilidad

Hablemos hoy de la culpabilidad.
El sentimiento de culpabilidad es un tema que aún permanece en el centro del psicoanálisis (escuela que yo respeto mucho pero, que no es la mía).
Todos nos sentimos, en un momento u otro, culpable de alguna cosa, en mayor o menor grado. ¿Por qué este sentimiento? ¿Podemos escaparnos de él? ¿Cómo no volver a sentir el peso de la culpabilidad? Algunas respuestas.
Las dos caras de la culpabilidad
1.- Sentirse culpable es normal en la medida en que se trata de una “culpabilidad sana”: sin este sentimiento, ¡simplemente estaríamos privados de conciencia moral! Es un sentimiento que puede tratarse de culpabilidad empática: se pone en el lugar de los demás y de lo que ellos sienten, y se busca eventualmente hacerse perdonar.
2.- Cuando la culpabilidad se vuelve un hándicap que paraliza todas las acciones cotidianas, se habla de culpabilidad devastadora. Es difícil encontrar una causa racional para este tipo de culpabilidad. A largo plazo, puede convertirse en un verdadero freno a los placeres y los deseos.
Las diferentes formas de culpabilidad patológicas
A. Un hecho antiguo que no se digiere: nos arrepentimos de un acto que cometimos hace tiempo. Se trata de conseguir reconciliarse con uno mismo y, a veces, también con alguien.
B. La culpabilidad a diario: se deriva de los mínimos hechos y gestos corrientes y puede fácilmente arruinar la vida del quien la sufre. Por ejemplo, echar de menos cada día haber dicho o hecho tal o cual cosa, haber podido herir a alguien por tal palabra... Nos sentimos constantemente culpables en nuestra relación para con los demás.
C. La culpabilidad anticipativa: nos impedimos actuar o hablar por miedo a molestar a fulanito o menganito, o sentirse culpable de algo.
D. Nos reprochamos sin cesar un hecho del que no somos en absoluto culpables: es el caso del niño que se siente responsable del divorcio de sus padres; o de la mujer que se siente culpable de haber abortado espontáneamente... Al final, algunas personas se sienten culpables ¡incluso de existir!