lunes, 25 de abril de 2016

QUÉ NOS HACE SER FELICES?

Con unas bases sólidas de psicología positiva, que está centrada en el estudio de las fortalezas y bondades del ser humano, la psicóloga Sonia Lyubomirsky, profesora de la Universidad de California, durante 20 años estudió el tema de la felicidad y aporta datos conseguidos en su laboratorio.

Y uno de sus estudios es:  ¿Qué nos hace ser felices?:

Comenzó por estudiar las diferencias entre las personas felices y las personas infelices, o analizar las características asociadas a una mayor felicidad y que actividades concretas hay que realizar.
La segunda de las preguntas ¿Se puede ser más feliz?, basada en estos estudios, tiene como respuesta una rotunda afirmación y nos señala tres grandes áreas de la realidad humana que predicen la felicidad:
  • los genes,
  • las circunstancias y
  • la actividad deliberada.
- Los genes marcan la línea base de la felicidad de una persona, y predicen hasta un 50 por ciento de la felicidad de la persona.
Entonces, ¿quiere decir esta elevada cantidad que nuestra felicidad está completamente predeterminada al nacer?
Pues no, si bien el valor de referencia es el punto inicial desde el que partimos, en realidad va a depender de las siguientes dos áreas, por lo tanto el restante 50 por ciento de nuestra felicidad no está determinado al nacer.
- Las circunstancias vitales como, por ejemplo, el estado civil, el nivel socioeconómico, o las experiencias traumáticas o ganar la lotería, sólo determinan un 10 por ciento de nuestra felicidad.
¿A qué se debe esto? ¿Y por qué creemos que las circunstancias pesan mucho más?

Estas circunstancias vitales tienen un efecto inmediato en nuestro bienestar del ser humano, pero que transcurrido un tiempo, nos adaptamos a dichos cambios y regresamos a nuestros valores normales.

Cuando pasan cosas buenas tenemos un ascenso inicial del estado de ánimo (todo el mundo se alegraría si le tocara la lotería), pero nos adaptamos rápidamente a este hecho.
- Nuestros actos deliberados: Así pues, tras los genes y de las circunstancias, ¿Qué nos queda?
Nos queda lo más importante, lo que da sentido a nuestra vida en general, nuestros actos deliberados, lo que decidimos hacer con nuestra vida.
Es enormemente reconfortante pensar que nuestra felicidad depende de nosotros mismos en un 40 por ciento, y también lo es saber que se han demostrado numerosas actividades que podemos llevar a cabo para aumentarla.

Y es que la felicidad no la tenemos que ver como un resultado, sino como un camino, como una aventura, en la que nuestro esfuerzo y nuestras decisiones tienen un papel absolutamente determinante.
Cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas