miércoles, 20 de abril de 2011

Ls serenidad no se adquiere, se aprende. 2ª parte: Claves para superar los estados de inquietud o angustia

Hola, queridos!
Hoy quiero seguir conversando con ustedes sobre la serenidad, porque es cierto que la vida nos expone ante miles de circunstancias que nos impiden o dificultan desarrollar una respuesta serena pero tratar de reconocer cuáles son estas situaciones que tanto nos perturban y generan inquietud es el primer paso para intentar superarlas.
Veremos la continuación del artículo de ayer:
"Para ello, hay algunos aspectos a tener en cuenta:
Una de las causas de la inquietud es la imposibilidad, en estos tiempos modernos, de disponer de un espacio para encontrarnos con nosotros mismos. Cuando no tenemos tiempo para estar solos y pensar con tranquilidad sobre nuestras preocupaciones o sobre las prioridades de nuestra propia vida, la ansiedad suele ganarle la partida a la armonía. Recuperar lugares o momentos propios es esencial para recobrar la serenidad perdida.
Otra causa muy común que nos pone en estado de vulnerabilidad es no conocer nuestros puntos débiles o limitaciones personales. Si no los conocemos o no les ponemos nombre, difícilmente podemos trabajar en ellos.
A veces, cuando nos sentimos desbordados ante algún inconveniente, tratamos de darle una solución inmediata. Es entonces cuando aparece la ansiedad, y nos impacientamos ante la espera de soluciones que se demoran más de lo previsto. Y saber esperar es clave en este proceso de aprendizaje.
El camino hacia la armonía
En su libro "La serenidad", el psiquiatra francés Christophe André argumenta que "nuestra realidad psíquica, a menudo, es una mezcla compleja de estados emocionales difusos, y la práctica habitual de la meditación nos permite encontrar nuestro equilibrio interior a pesar de los malestares cotidianos".
A simple vista, el valor de poseer una vida serena podría ser privativo solo de las personas que tienen pocos problemas o de escasa importancia. Pero esto no es así, ya que cada ser humano armará su escala de valores de acuerdo a sus propias vivencias, y lo que es un gran problema para uno puede resultar para otro sólo un escollo muy fácil de superar".
En estos tiempos, cosa que parecía impensable hace 20 años, hasta los médicos más conspicuos te mandan a estar tranquilos, solos, y en silencio, por lo menos 15 minutos al día, para bajar de revoluciones (que en definitiva, es meditar), hasta para normalizar la presión. Por lo tanto, no sería malo hacerle caso a tantas voces que se levantan en defensa del tema: tomense un ratito para ustedes, descansen en silencio y traten de concentrarse en la repiración...Eso ayuda a focalizar la mente en otra cosa que no sean los problemas cotidianos. Prueben y me cuentan!
Cariños y sonrisas
Irene


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Cariños y sonrisas