Pues bien al final, llegó a su reunión muy tarde, pero esta reunión se alargó mucho y cuando fue a buscar su auto, se lo había llevado la grúa.
Fue a buscar su auto súper malhumorado y pagó la multa.
Llegó a su casa muy tarde, más malhumorado, y su mujer le dijo “Bueno, quizás deberías mirar un poco el tema del coche, porque ya es la tercera vez en el mes que la grúa se te lleva el auto!!”.
El hombre se fue a dormir hecho polvo, diciéndose a si mismo que absolutamente todo lo hacía mal, que no servía para nada y no se pudo dormir hasta las 3 de la mañana pensando “qué difícil que es la vida”.
Y esta creencia irracional se hace carne y terminamos creyendo que no servimos para nada.
Cariños y sonrisas
Irene
Cariños y sonrisas
Irene