Amarse a uno mismo es también abrirse y liberarse de ciertos condicionamientos y expectativas que otros han depositado en nosotros.
Los podemos llamar ataduras emocionales y son todos los compromisos que surgen de haber recibido de alguien algo importante como la confianza, el cariño, el tiempo o incluso dinero, y por tanto, sentimos que a cambio de eso que nos brindaron, nosotros debemos retribuir de algún modo. Si bien es cierto que existe un placer profundo en dar y que uno de los principios de las relaciones sanas es la “reciprocidad” esta carece de valor cuando lo que se brinda ya no se hace con naturalidad si no por compromiso.
No podemos permitir que nuestra vida transcurra en una especie de burbuja, armada por los deseos de los demás.
Debemos tratar de superar las ataduras, comprender que solo están en nuestra mente y empezar a conectar con personas o aficiones que no nos habíamos dado la oportunidad de conocer.
Cariños y sonrisasIrene
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Cariños y sonrisas