El pasado es algo vivido; pero no siempre es “experiencia”. Si lo que hemos vivido en el pasado nos causa remordimiento, rencor, miedo a que pase nuevamente, no es eso experiencia.
La “experiencia” es la sabiduría que hemos logrado extraer de esos sucesos y dejar de culpar al mundo por nuestras tantas caídas.
Si estamos permanentemente preguntándonos ¿“Por qué a mi”?, es porque transitamos la vida con sentimientos de “Víctima”.
Reformulemos la pregunta. Preguntémonos: ¿“Para qué”? y convirtamonos en un “Aprendiz de la vida”. Asumamos la responsabilidad sobre nuestros actos.
Entonces, tanto la Víctima como el Aprendiz tienen una pregunta que formularse.
La pregunta de la Víctima, nunca tiene respuestas: ¿Por qué… Por qué a mí?
Y siempre está buscando la manera de responsabilizar a los demás de sus fracasos y desgracias.
La pregunta del Aprendiz: ¿Para qué?, en cambio, SI tiene una respuesta, y es: “para aprender”.
Creerse “víctima” no es un sentimiento. Es una “MALA ACTITUD”, un comportamiento humano involutivo, alejado de toda posibilidad de desarrollo.
La actitud de víctima hace que las personas huyan de asumir sus responsabilidades y terminen “lavándose las manos” ante sus errores. Son fabricantes de excusas y “verdades inventadas” (o mentiras) hasta llegar a la manipulación.
Tengamos por seguro que la víctima sólo recibirá las migajas de lástima, y creerá que es amor y comprensión; pero en realidad, es el ocultamiento del MIEDO que se posee. El miedo es lo opuesto al amor; es concretamente la “negación del amor y la verdad”.
La creencia de Víctima está llena de un “ácido” que carcome la consciencia. Nos hace transitar anchos y espesos caminos con paisajes grises y negros de depresión, de falta de esperanza, de ceguera del alma. En este estado, no se puede distinguir las manifestaciones de amor, ya que el ego busca la manera de encontrar “sin-razones” para estar siempre a la defensiva y prontos al ataque.
“Víctima” es una palabra proveniente del latín antiguo “Victus”, cuya connotación o significado es “Vencido”. En la antigüedad la palabra era utilizada en el léxico religioso para designar a los animales sacrificados. Otra versión considera que la palabra “Víctima” puede tener origen en la palabra latina “Vincta”, para designar “Atado” o con “Atadura”.
Pregunta:
¿Nos sentimos vencidos por las circunstancias de su vida?
¿Creemos que los fracasos pueden más que nosotros?
¿Sentimos que nuestra vida es dolorosa o sacrificada?
¿Nos sentimos “atados” por algo?
¿Sabemos que la actitud de víctima es sencilla y llanamente “mediocridad”?
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