Decir lo que pensamos no tiene por qué dañar a los demás.
Defender nuestros derechos no implica dañar a los demás.
No tenemos que convertirnos en un kamikaze de la verdad, pero aguantar estoicamente las críticas malsanas y los embates de las personas tóxicas solo nos hará daño.
Lo ideal es que aprendamos a decir lo que pensamos y sentimos en el respeto al otro, pero asumiendo una postura firme.
Busquemos la manera que nos acomode de desahogarnos.
Pero, no siempre podemos decirle directamente a los demás lo que sentimos.
Sin embargo, eso no significa que debamos silenciar esas emociones.
La clave radica en encontrar la manera de practicar el desahogo emocional de manera que nos permita recuperar el equilibrio perdido, escapando del control que ejercían esas emociones desde nuestro inconsciente, que nos hacían infelices.
Pero, siempre con mucho respeto y sin herir al otro
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas