No necesita constantes invitaciones a que levante el ánimo o a que ponga más de su parte. Las invitaciones a que se anime, a que ponga de su parte, a que salga, a que se divierta, a que participe en actividades… son indicaciones condenadas al fracaso.
¡Cómo si eso fuera algo que depende de su voluntad!…
Necesita de personas empáticas que no le juzguen, que le muestren comprensión, amor y que, sencillamente, sepan estar a su lado.
- Respetar sus silencios. Para ayudar a una persona con depresión, hay que hacerle llegar que se es consciente de su pesar y se está dispuesto a respetarle.
Disposición a escucharle, si quiere hablar, y comprensión y respeto, si prefiere guardar silencio.
Y esto, sin olvidar que la tendencia al aislamiento y la dificultad comunicativa forman parte de la sintomatología del depresivo.
Es absurdo presionar a una persona con depresión para que se muestre sociable.
Es absurdo presionar a una persona con depresión para que se muestre sociable.
Sólo lo harán sentir más solo ante la evidencia que quienes le rodean no entienden su limitación impuesta por la depresión.
- No pedir explicaciones al depresivo. Sencillamente, porque no las puede dar.
Tampoco él sabe qué le pasa y por qué ha caído sumido en una depresión.
Exigírselas es una torpeza que le provocará irritación y que reforzará su convicción de no ser entendido.
Hay que entender que el bloqueo que sufre le lleva a ver cualquier tarea, por rutinaria o nimia que parezca, como una carga abrumadora.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas