Ya les he dicho muchas veces que con nuestras palabras originamos emociones y ellas emiten vibraciones que atraen a sus iguales, ya sean positivas o negativas. Entonces, es fácil comprender el mecanismo de la creación intencionada.
A medida que vayamos dominando concientemente el modo en que debemos sentirnos en nuestro interior, iremos mejorando más y más e iremos adquiriendo más disciplina y éxito en nuestras creaciones. Con práctica obtendremos el dominio de nuestra realidad.
Cuando nos enfoquemos en algo que deseamos crear hay dos cosas que debes tener en cuenta:
En el primer punto, la intensidad y la calidad de la energía. Debemos tener en cuenta qué cantidad de tiempo le dedicamos a nuestro deseo y cuán específicos somos. Si hemos estado deseando algo desde hace mucho tiempo, eso es más fuerte que algo en lo que hayamos comenzado a enfocarte ayer. El hecho de que ese pensamiento lleve más tiempo con nosotros también lo hace mucho más detallado y claro, lo cual ayuda a su manifestación.
Una vez que tenemos nuestro objetivo bien definido y dedicamos tiempo a imaginarlo, entra en juego el segundo factor: el dominio de nuestros sentimientos para Atraerlo o Repelerlo.
Cuando hemos estado pensando algo durante bastante tiempo y vemos que aún no se ha manifestado, no invadirá una emoción bastante negativa y decepcionante, lo cual no nos beneficiará para nada en nuestro objetivo, pero si persistimos sintiendo que eso va a ocurrir, sin importarnos lo que esté pasando a nuestro alrededor, vamos por el camino correcto a su realización. Nosotros mismos nos daremos cuenta si lo estamos haciendo bien o mal, de acuerdo a cómo nos sintamos interiormente; con sentimientos positivos estamos colaborando a su manifestación. No se trata de controlar los pensamientos, sino de guiarlos.
En la era de la comunicación, saturada de tecnología donde nos bombardean de información por todos lados, la idea de controlar los pensamientos se torna prácticamente imposible, es más fácil prestar atención a lo que tengamos enfrente en ese momento. Por eso es importante, que en vez de controlarlos, intentemos guiarlos hacia nuestros objetivos. Y ni siquiera se trata tanto de guiar los pensamientos como de llegar a nuestras emociones, es decir, a cómo nos sentimos, al modo que a nos gustaría sentirnos, puesto que los pensamientos son quienes dirigen los sentimientos.
Entendiendo, pues, que con nuestras palabras originamos emociones y ellos emiten vibraciones que atraen a sus iguales, ya sean positivas o negativas, es fácil comprender el mecanismo de la creación deliberada
Entonces, a pensar en positivo: sean vigilantes con sus pensamientos!!!
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas