Les he traído una
historia, que a mi me gustó mucho, sobre un deseo tan viejo como la humanidad y tan buscado como el tesoro
más preciado de la vida:
La felicidad.
"La felicidad
amaneció un día sobre un desierto de dunas y vientos. Nació de la belleza y la
paz. .
Caminó guiada por
la luz del bien, cruzando todos los mundos de la
existencia
Atravesó océanos
de silencio y oscuridad.
Cruzó la
ignorancia, la ambición, el egoísmo, la lujuria, la arrogancia, la sabiduría...
y en ninguna se detuvo.... hasta alcanzar la raíz del Tao.
Desde tiempos
inmemoriales todos los hombres y mujeres de buena voluntad han querido poseer
ese gran tesoro. El tesoro de la felicidad... Unos han buscado en la
Naturaleza, y han descubierto una belleza inconmensurable, otros han buscado en
los tesoros de la materia, y solo han conseguido aferrarse más al dolor y al
sufrimiento que conlleva tener que poseerlos para luego desprenderse
inexorablemente de ellos. Otros han buscado en lo más profundo del cielo, en
sus misterios y maravillas, y solo han descubierto conocimientos milenarios que
siempre han estado escritos con la luz de la eternidad. Otros han buscado en el
corazón de la Tierra, en sus secretos escondidos de arcanos ancestrales, y solo
han hallado trazos borrosos y casi perdidos de una sabiduría
imperecedera.
Un día, un
principito, buscó en los libros más sagrados, sobre su caballo de fuego, visitó
a los sábios más ancianos, caminó en busca de ella, y todo lo que pudo hallar,
fue que la felicidad no se atrapa, no se posee, no se encierra ni se guarda...
La felicidad es un estado de conciencia que se alcanza cuando has conseguido
liberarte de tus miedos y deseos, cuando has abierto tu corazón al amor más puro
y a la verdad más sagrada. Es la consecuencia de tus actos, de tu voluntad, de
tu deseo. Así llegó a escribir en su libro de
sabiduría:
Para llegar a la
felicidad debemos empezar por conocernos a nosotros mismos.
Debemos practicar
siempre nuestra oración de entrega y humildad a todo lo que te
rodea.
Desprenderse de
todos los yoes que forman la fortaleza del “ego”.
Vaciarnos de todo
lo que nos han dicho o contado.
Y solo cuando
alcancemos el silencio más profundo en el centro de nuestro corazón.
Cuando vivamos la
inmensidad del cosmos en el fondo de nuestro ser, como una mota de luz en la
existencia.
Cuando hayamos
renunciado a todo deseo de poseerla.
Solo entonces ella
se manifestará...
Y cando eso
ocurra, ya no será necesario buscarla....
porque será una
expresión de nuestro corazón más puro...
Espero que les haya gustado, cariños y sonrisas y hasta mañana
Irene
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Cariños y sonrisas