La paz interior es el conocimiento de que todo está bien, la compresión
de que el Ser Superior lo tiene todo bajo control, aun cuando nuestro mundo
parezca a punto de explotar. Nos llega cuando nos apartamos mental, emocional y
espiritualmente, y a veces físicamente, de los embrollos mundanos, de los
conflictos o de nuestras responsabilidades mal comprendidas.
La paz interior se convierte en una realidad cuando trasladamos nuestro
centro desde los problemas que no podemos resolver hasta una visión más elevada
de compresión del porque y en este traslado, dejamos caer la
tristeza y las preocupaciones. La dicha que queda es la paz.
Si queremos recorrer con éxito el camino que nos lleva a la paz
interior, tendremos que desmontar algunos de los obstáculos personales que nos
atenazan; el miedo al futuro y las lamentaciones por el pasado no son más que
los primarios. El viaje completo a la paz interior significa que también
tenemos que superar los baches de la envidia, los desvíos de la impaciencia, las
calles sin salida de la terquedad y los puentes helados de la rigidez. Pero
debemos viajar. El viaje hacia la paz personal no se realiza en un coche
estacionado.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas