sábado, 17 de marzo de 2018

ANALFABETISMO EMOCIONAL

Son muchas las personas que sufren analfabetismo emocional. 
Son hábiles en el dominio de múltiples competencias, disponen de un sinfín de títulos y maestrías, pero hacen la misma gestión emocional que un niño de tres años. 
Ese aprendizaje no viene de fábrica y es lo queramos o no, una asignatura pendiente a la que deberíamos dedicar más recursos
La mayoría de nosotros sabemos cuáles son los principios de una buena salud física, a saber: una alimentación equilibrada y lo más natural posible, algo de ejercicio, dormir cada noche entre 7 y 9 horas y realizarnos revisiones médicas periódicas para asegurarnos que todo va bien.
Sin embargo, si hay algo que descuidamos casi de forma alarmante es eso que se contiene entre nuestros oídos: el cerebro. 
Ahora bien, no nos referimos a ese conjunto de células nerviosas, estructuras y circunvoluciones. 
Hay que centrar la atención en los indicadores de nuestra salud emocional, es decir, en esa capacidad para sentir la vida y nuestras relaciones, en el estado de esa facultad para entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos…
El ser humano es mucho más que una serie de competencias lingüísticas, matemáticas o tecnológicas. 
Somos, por encima de todo, seres sociales y emocionales, dimensiones estas que quedan a menudo descuidadas, y hasta infravaloradas en las instituciones educativas. 
Porque, admitámoslo, de poco nos va a servir saber resolver una ecuación de segundo grado si somos incapaces, por ejemplo, de comunicarnos con eficacia y de empatizar con aquellos que nos rodean.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.
Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas