La bondad está íntimamente ligada a la paz interior.
Pensemos en el bienestar que sentimos cuando hemos hecho lo correcto.
Por tanto, llevemos este compromiso humano con la ética de la virtud a nuestro día a día.
Las mejores acciones son aquellas que son objetivamente buenas.
Recordemos que el fin no justifica los medios.
No dejemos de hacer algo solo por el qué dirán.
Por el contrario, actuemos de tal forma que cuando estemos a solas con nosotros mismos en la intimidad de nuestra conciencia nos sintamos orgullosos por cómo nos hemos comportado.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas