Y es que no sentimos el mismo miedo a cometer errores si nuestro objetivo es hacer un curso de inglés este otoño, que si el objetivo es dejarlo todo, irnos a vivir a una isla y vender collares.
La cuestión no es cuan ambicioso sea el objetivo, la cuestión es que si el objetivo es ambicioso, debemos dividirlo en metas más modestas e intentar ir alcanzando meta por meta.
Así la sensación de miedo a equivocarnos no será tanto e irá en proporción a las pequeñas metas.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas