Muchos han sufrido hasta la pérdida de seres queridos o se han sentido morir o, han pasado por la enfermedad, superándola; pero todos estamos removidos desde nuestros cimientos.
Han cambiado drásticamente y de forma prolongada, costumbres de vida, teniendo que incorporar nuevos hábitos y dejar que otros se establezcan; se han afectado los servicios que teníamos a la mano como: parques, peluquerías, restaurantes, playas, piscinas, centros nocturnos, festivales, teatros, fiestas y hasta Iglesias.
Lo que se nombra “esencial”, no nos deja siempre probar la verdadera esencia.
El encierro en casa -y en muchos lugares fuera de ésta- trae retos fuertes en las relaciones, donde están explotando diferencias, que antes podían pasarse por alto.
El encierro en casa -y en muchos lugares fuera de ésta- trae retos fuertes en las relaciones, donde están explotando diferencias, que antes podían pasarse por alto.
Las inseguridades y los temores de todo tipo nos sacan de nuestro centro, y cuando esto sucede, tienden a salir más los propios defectos y podemos tolerar menos los defectos de los demás.
Pero ¿vamos a dejar que esta revoltura nos gane e impida que nos realicemos? Las parejas que se aman, ¿dejarán de hacerlo? Los padres que crían hijos ¿dejarán que se dañen? o, los niños por nacer, ¿encontrarán la mejor acogida? Las personas que luchan por ser mejores, ¿podrán superarse y alcanzar una calidad superior de vivir?
¡Mira! el dicho popular de “no hay mal que por bien no venga” es una realidad, pero esto no sucede como por magia, sino que hay que saber actuar bien para que así suceda; porque hay una realidad: nuestras características psicológicas nos pueden jugar una mala pasada y, en momentos de tensiones, podemos no tener el saber, la luz, la cordura o la sabiduría para orientarnos en decisiones y acciones que hagan que, efectivamente, yo sepa sacar lo bueno que puede traerme una situación que logre mi estabilidad, pero sobre todo, mi confianza y mi Paz interior.
Pero ¿vamos a dejar que esta revoltura nos gane e impida que nos realicemos? Las parejas que se aman, ¿dejarán de hacerlo? Los padres que crían hijos ¿dejarán que se dañen? o, los niños por nacer, ¿encontrarán la mejor acogida? Las personas que luchan por ser mejores, ¿podrán superarse y alcanzar una calidad superior de vivir?
¡Mira! el dicho popular de “no hay mal que por bien no venga” es una realidad, pero esto no sucede como por magia, sino que hay que saber actuar bien para que así suceda; porque hay una realidad: nuestras características psicológicas nos pueden jugar una mala pasada y, en momentos de tensiones, podemos no tener el saber, la luz, la cordura o la sabiduría para orientarnos en decisiones y acciones que hagan que, efectivamente, yo sepa sacar lo bueno que puede traerme una situación que logre mi estabilidad, pero sobre todo, mi confianza y mi Paz interior.
En momentos así, sí es importante informarse, prepararse, cuidarse y hacer caso a lo que nos dicen los expertos; pero lo esencial, que no puede faltar -y esto es un aprendizaje constante, debe ser el autoconocimiento.
En la medida en que es seria la desestabilización a la que estamos sometidos, mayor se hace la necesidad de asumir los recursos psicológicos y espirituales propios.
En la medida en que es seria la desestabilización a la que estamos sometidos, mayor se hace la necesidad de asumir los recursos psicológicos y espirituales propios.
Y, no lo dudemos, esta situación sí es grave, pues no se trata sólo de la amenaza de un virus mortal, sino que están puestos a prueba las resistencias psicológicas de cada uno.
De entrada, hay que pensar que no se trata de un hecho personal que yo pueda aislar, sino de una realidad que nos ha involucrado a todos: mi pareja, mis hijos, mis padres, mis vecinos, mis compañeros de trabajo, mi barrio, mi ciudad, mi país, mi planeta.
De entrada, hay que pensar que no se trata de un hecho personal que yo pueda aislar, sino de una realidad que nos ha involucrado a todos: mi pareja, mis hijos, mis padres, mis vecinos, mis compañeros de trabajo, mi barrio, mi ciudad, mi país, mi planeta.
Por lo tanto, debemos realmente esta Navidad, debemos RENACER en la paciencia, la tolerancia y por sobre todo EL AMOR.
Cariños, sonrisas y feliz navidad para todos
Irene
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Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas