- Al finalizar cada noche repasemos nuestro día y vamos agradeciendo todo lo que sí recibimos. Este ejercicio nos ayudará a ver la realidad y ayudar a nuestra mente a ver lo que sí hay, pasando de la carencia a la abundancia.
- Descubramos si nuestra mente está viajando en exageraciones o dramas donde realmente no los hay y pongámosle un límite a esos viajes.
- Hablemos con nosotros mismos frente al espejo y confesemos y liberemos todo lo que sentimos, pero sin olvidar de darnos al final un mensaje de luz y de apoyo. Hagamos por nosotros lo que nos gustaría que los demás hicieran por nosotros.
- Recuperemos las actividades que disfrutamos, si no nos acordamos cuáles son, hagamos lo que disfrutábamos hacer de chicos. Aunque parezca ilógico o una pérdida de tiempo, háganlo y verán los resultados.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas