Mientras tomamos un café una parte de nuestro cerebro está evaluando desde como es ese café hasta que vamos a hacer durante el día y mucho más.
Estamos evaluando todo el tiempo. No podemos dejar de hacerlo!
Incluso los monjes en su retiro continúan evaluando, es nuestra "mente conversadora".
El problema es que muchas veces cuando evaluamos lo hacemos mal y evaluamos muchas cosas de las que nos suceden como terribles, cuando no lo son.
Cuando lo que nos sucede lo calificamos como terrible, nos estamos diciendo que si eso nos sucediera no lo podría soportar.
En cambio si decimos que lo que nos sucede es genial, lo que nos estamos diciendo es que si nos pasase eso seguro que seríamos felices.
Dependiendo de cómo haga yo esta evaluación seré más o menos fuerte a nivel emocional.
Si no evalúo bien me haré más débil a nivel emocional.
En cambio si decimos que lo que nos sucede es genial, lo que nos estamos diciendo es que si nos pasase eso seguro que seríamos felices.
Dependiendo de cómo haga yo esta evaluación seré más o menos fuerte a nivel emocional.
Si no evalúo bien me haré más débil a nivel emocional.
Un ejercicio que va muy bien es pensar lo siguiente: ¿Qué pasaría si efectivamente pasara lo peor que nos imaginamos?
No evaluar las cosas como terribles es muy importante. Terrible quiere decir que no lo voy a soportar. Es muy importante en psicología no terribilizar.
A veces terribilizamos con cosas muy poco importantes, como por ejemplo que se nos estropee la lavadora. Se nos estropea la lavadora y nosotros a nosotros mismos nos decimos: “vaya desastre, se me estropea todo, no lo puedo soportar…”, esto nos genera una emoción negativa, porque en función de cómo pensamos, así tenemos nuestras emociones.
Cuando terribilizamos lo malo es que nos lo decimos con tanta fuerza que nos lo creemos. Y cuando empezamos a terribilizar, terribilizamos con todo y a veces las cosas que nos ocurren son un poco malas pero no terribles.
Quedarse tetraplégico, quedarse ciego, tener alguna grave enfermedad… son cosas más graves que estropearse la lavadora, y sin embargo si terribilizamos por todo, es como si tuviéramos una grave enfermedad cada día.
Cuando terribilizamos lo malo es que nos lo decimos con tanta fuerza que nos lo creemos. Y cuando empezamos a terribilizar, terribilizamos con todo y a veces las cosas que nos ocurren son un poco malas pero no terribles.
Quedarse tetraplégico, quedarse ciego, tener alguna grave enfermedad… son cosas más graves que estropearse la lavadora, y sin embargo si terribilizamos por todo, es como si tuviéramos una grave enfermedad cada día.
Ysi en una adversidad nos decimos que es muy mala, estaremos mucho peor.
Así que NO TERRIBILICEMOS.
Cariños y sonrisas
Irene
Así que NO TERRIBILICEMOS.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas