Muchas veces la solución a un problema es más sencilla de lo que pensábamos.
Al sentirnos agobiados y no encontrar por dónde salir de un inconveniente, de un problema que nos parece sin solución, lo mejor es tomarnos un segundo para respirar: concentrarnos en cómo inhalar y exhalar el aire, y nada más.
Ya sea dedicándole un poco de tiempo a realizar respiraciones profundas o solo dejando escapar un gran suspiro, al instante nos sentiremos mejor y más ligeros.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas