Y si mentir a los demás
puede ser inconveniente, mentirse a uno mismo es una conducta mucho más dañina.
Los mecanismos que una
persona emplea para engañarse a sí misma son variados. Veamos algunos:
Negación: Rechazar la
verdad es la forma más habitual de auto-engañarse.
Represión: Desterrar la
verdad al rincón más remoto de la mente y hacer como que no existe.
Proyección: Atribuir
cualidades negativas propias a otra persona. (Cree el ladrón que todos son de
su condición.)
Racionalización:
Justificar los errores o las conductas que no estén bien vistas para evitar
sentirse ridículo o culpable.
La función de estos
mecanismos es la de protegernos de una verdad que es dolorosa o molesta.
En
definitiva, nos mentimos a nosotros mismos por miedo a la verdad.
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