La ideología transmitida por los padres queda grabada a fuego en nuestro inconsciente, aunque después con la incorporación de nuestra vida a la sociedad, vamos sumando a esta ideología, otras ideologías que, en el mejor de los casos, terminarán forjando nuestra propia ideología.
No es que se pueda terminar con la ideología familiar, pero la suma de otras maneras de amar, de pensar, de odiar, puede transformar nuestra vida, puede transformar mi ideología.
Escapar de la ideología familiar supone un trabajo de autocrítica muy fuerte que no todas las personas están dispuestas a realizar.
No es que se pueda terminar con la ideología familiar, pero la suma de otras maneras de amar, de pensar, de odiar, puede transformar nuestra vida, puede transformar mi ideología.
Escapar de la ideología familiar supone un trabajo de autocrítica muy fuerte que no todas las personas están dispuestas a realizar.
La ideología familiar es uno de los legados más arraigados que mantenemos en nuestro fuero interno.
Desde que nuestra madre nos da el pecho, vamos adquiriendo hábitos, costumbres, formas de pensar, maneras de hablar, hasta el equipo de fútbol o el partido político, que son efecto de nuestra ideología.
Además, si somos sinceros, la ideología muy nuestra no es, no deja de ser una herencia familiar, claro está, si no hacemos el trabajo de autocrítica necesario para elaborar un nuevo pensamiento de vida.
Todas las relaciones humanas suceden bajo el denominado proceso de identificación que es conocerse a si mismo, que es un proceso que dura toda la vida.
Pero a lo largo de la vida conocemos nuevas ideologías, con personas ajenas al núcleo familiar, que nos permiten construir una forma de vida, distinta (no mejor o peor), simplemente distinta a la tendencia familiar.
Podemos cambiar nuestra personalidad si podemos identificarnos con otras personas, otros proyectos, otros deseos y poner en tela de juicio la ideología familiar en aquella parte que no nos guste o nos haga daño o no nos deje crecer. Eso es sano! Seguiremos con este tema
Carinos y sonrisas
Irene
Además, si somos sinceros, la ideología muy nuestra no es, no deja de ser una herencia familiar, claro está, si no hacemos el trabajo de autocrítica necesario para elaborar un nuevo pensamiento de vida.
Todas las relaciones humanas suceden bajo el denominado proceso de identificación que es conocerse a si mismo, que es un proceso que dura toda la vida.
Pero a lo largo de la vida conocemos nuevas ideologías, con personas ajenas al núcleo familiar, que nos permiten construir una forma de vida, distinta (no mejor o peor), simplemente distinta a la tendencia familiar.
Podemos cambiar nuestra personalidad si podemos identificarnos con otras personas, otros proyectos, otros deseos y poner en tela de juicio la ideología familiar en aquella parte que no nos guste o nos haga daño o no nos deje crecer. Eso es sano! Seguiremos con este tema
Carinos y sonrisas
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Cariños y sonrisas