Un día, el desapego llama a nuestra puerta. De hecho, siempre está llamando, pero no siempre escuchamos.
Pero entonces nuestro ego se resiste. Se resiste con todas sus fuerzas, porque no quiere cambiar, no quiere que cambiemos.
Y es que cambiar lo mataría, y el ego, como cualquier ser vivo, tiene su propio instinto de supervivencia.
El ego hace que nos apeguemos a todo aquello que nos mantiene dentro de nuestra zona de confort.
Y, para lograrlo, utiliza a todos sus secuaces: el miedo, la dependencia, la pereza, la inseguridad…
Pero, como bien sabemos, la zona de confort es un lugar donde no hay progreso, crecimiento personal o evolución de cualquier tipo (más bien involución).
Es un lugar que ‒como la misma palabra indica‒ es cómodo.
Y ese lugar nos va bien para descansar, para tomar una pausa o para digerir experiencias pasadas.
Pero no para pasar la vida entera ahí metido.
Por ello, cuando llevamos demasiado tiempo en esa zona de confort, empezamos a sufrir, a degradarnos y a sentir el daño y los efectos colaterales de los que hemos hablado al principio.
Por tanto, la pregunta es, ¿Cuánto vamos a esperar a salir de zona de confort? ¿En cuánto tiempo vamos a desapegarnos de lo que nos ata a ella?
¿Cuánto vamos a tardar en renunciar a esa persona que no nos hace caso para empezar a buscar a alguien que realmente nos ame? ¿Cuanta incertidumbre y frustración vamos a aguantar?
¿Cuánto tiempo vamos a tardar en dejar ese trabajo en el que nos explotan y que apenas nos da para vivir? ¿Cuántos sueños e ilusiones somos capaces de enterrar?
¿Cuánto tiempo pretendemos vivir con una pareja que no nos ama y que hace que nuestra vida sea un suplicio? ¿Cuántos días felices en los que podríamos estar con el amor verdadero vamos a malgastar?
¿Cuánto tiempo vamos a insistir en defender nuestro punto de vista sólo para tener razón (aun sabiendo que no la tenemos)? ¿Cuántas buenas ideas dejaremos escapar por culpa de nuestro orgullo?
¿Cuántas decisiones somos capaces de tomar para contentar a nuestra familia en lugar de a nosotros mismos? ¿Cuántas veces somos capaces de traicionar a nuestra persona?
Espero que no muchas…
Cariños y sonrisas
Irene
¡Excelente manera de motivarnos! ¡Muchas gracias! Estoy tomando talleres de bioneuroemoción y esto me sirve muchísimo. ¿Me permites compartirlo en mi muro? Por supuesto que respetando tu publicación. ¡Saludos!
ResponderEliminarUno siempre quiere salir a la luz! Y más si es con quien ama y a esa persona no se puede dejarla nuca aunque no estén juntos, xq el amor no se puede dejar jamas
EliminarTe amo
ResponderEliminar