¿Cuántos hemos visto situaciones cotidianas donde las personas se enganchan a algo que no les hace felices?
Esa amiga que nos cuenta que el chico de turno no contestó a sus mensajes, y aun así sigue insistiendo con frustración, siguiendo sus pasos, tratando de convencer, de gustar, etc…
Hacer ese tipo de cosas es caer en el estancamiento, porque mientras se sigue en el apego de luchar por algo que no da sus frutos, se pierde la oportunidad de que entren cosas nuevas mejores que sí aporten felicidad.
Dejar marchar significa aceptar cada situación como es.
Significa no forzar las cosas y dejar que todo fluya naturalmente.
Si por ejemplo escribimos a alguien que nos importa y no recibimos respuesta, es mejor aceptarlo y pasar página, abrirse a nuevas experiencias y conocer gente nueva.
No digo que no haya que luchar por las cosas, pero el mundo de las relaciones funciona como un juego de mesa en el que ambos deben tirar los dados y jugar.
Si tiramos una vez los dados y el otro no tira, no tiene sentido seguir jugando solo, porque no hay interés por la otra parte, lo racional es dejar el juego y buscar a otra persona que quiera jugar.
En la vida real pasa igual, jugar es mostrar interés, si escribimos a alguien y no contesta es que algo pasa, mejor aceptarlo y cambiar de persona. Si analizamos el comportamiento de nuestro entorno, podría ser que encontráramos a varias que están jugando solas y estancadas en relaciones que no les aportan bienestar.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas