Entre las exigencias de lo cotidiano y a veces los objetivos inalcanzables y perfeccionistas que nos imponemos, evitamos detenernos y ser conscientes de todo aquello por lo cual deberíamos estar agradecidos. Siempre queremos más, deseamos más, nada nos alcanza.
Para algunos el amor y la atención que nos brindan jamás es suficiente, para otros lo económico no basta y siempre se está buscando un caudal infinito de ingresos, para otros el cuerpo no se ha desecho de los suficientes kilos.
Y así estamos, día tras día, indiferentes hacia todas aquellas cosas y personas, situaciones y experiencias que sí tenemos y que en realidad son más que valiosas y pueden dibujarnos una sonrisa eterna en el corazón.
La gratitud es esa bella herramienta mental que está a nuestro alcance para recordar y valorar lo que sí tenemos (en todo sentido) y sí funciona en nuestra vida. si bien todos tenemos batallas con las cuales lidiar, problemas que sortear, la gratitud puede ser nuestro faro que arroje luz donde solamente habita la oscuridad. Debemos convertirlo en un hábito porque es una poderosa herramienta para ser felices.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas