martes, 4 de julio de 2017

LA RELACIÓN CON LA MADRE



La madre es el primer gran amor en la vida de todos los seres humanos
Un amor que nace de forma natural y al que no renunciamos, aunque ella no esté, o pese a que su presencia sea nociva, y hasta peligrosa, para un hijo.
Siempre hay un hilo invisible que de alguna manera u otra nos une a ella.

 La psicoanalista Judith Viorst narra en uno de sus libros un caso atroz. Un niño de tres años había sido rociado con alcohol y, algo que parece impensable, su propia madre le prendió fuego.
En la sala de cuidados intensivos, el pequeño solo quería una cosa: que ella viniera a abrazarlo.
Así de fuerte es ese lazo primitivo.
Sea como sea, amamos a nuestra madre.
Al comienzo de la vida preferimos cualquier sufrimiento, antes que padecer el dolor de no tenerla a nuestro lado.

 El amor por la madre subsiste en la vida adulta, aunque tomemos nuestro propio rumbo, aunque alcancemos un éxito gigantesco, aunque tengamos dinero, o nos admiren por nuestras proezas.
Allá en el fondo siempre queda algo de ese niño que no quiere vivir sin su madre.
Cariños y sonrisas
Irene

 

 

 

 

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Cariños y sonrisas