La felicidad podría clasificarse en dos tipos: hedónica y eudaimónica (no se asusten con los nombres) , pero sus efectos sobre la salud no son los mismos, puesto que, si bien la felicidad eudaimónica puede mejorar la salud, la hedónica produce el efecto contrario.
La felicidad eudaimónica es la que está asociada con la sensación de que la vida tiene sentido y de que tenemos un propósito en la vida.
La felicidad hedónica, en cambio, es aquella que se obtiene a través de la autogratificación, como la compra de determinados objetos, la comida, etc.
La felicidad hedónica, en cambio, es aquella que se obtiene a través de la autogratificación, como la compra de determinados objetos, la comida, etc.
Steven Cole, con su equipo, en la Universidad de California, examinó un grupo de 80 adultos sanos para evaluar su grado de felicidad eudaimónica y hedónica y tomó muestras de sangre para conocer la expresión de un perfil genético asociado con el aumento de la inflamación y el descenso de la actividad antiviral del cuerpo.
Y se determinó que el tipo de felicidad que experimentamos ejerce una influencia en la expresión de los genes, lo cual a su vez afecta a la salud de las personas.
El hecho de tener un propósito en la vida y verla como llena de sentido produce un efecto positivo en la salud, mientras que vivir la vida esperando obtener gratificaciones continuas para sentirse feliz produce un efecto negativo en la salud.
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Cariños y sonrisas