Ayer hablábamos de la culpa en nuestra civilización, pero echar la culpa solo a la religión judeo-cristiana sería una salida muy simplista, puesto que el sentimiento de culpa ataca a todo ser humano independientemente de su cultura.
La culpa puede darse sin haber tenido una educación religiosa, y es mediante humillaciones, prejuicios, contextos donde hay ausencia de libertad, donde no se fomenta la autonomía ni se valora la independencia y donde hay maltrato psicológico donde se va gestando y alimentando.
Ya dijimos que el sentimiento de culpa tóxica surge como mecanismo de defensa por el miedo al abandono por no ser lo suficientemente buenos. Veamos los puntos claves para combatir el sentimiento de culpa:
1.- Trabajar la autoestima y las emociones de manera que logremos una nueva manera de relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno.
2.- Perdonar, para liberarnos a nosotros mismos de esa energía autodestructiva de resentimiento, y renunciar al papel de víctima.
En determinados agravios tratar de entender porque el otro ha actuado así, ayuda a perdonar y en otros casos más dañinos e injustificables es a través de una relación terapéutica; transmitiendo la necesidad de “soltar” esa relación para construir un nuevo camino siendo libres.
Y por último:
3.- Recuperar el control de nuestra vida, nuestros actos, en definitiva reencontrarnos con nuestro poder es, también, un factor decisivo para combatir el sentimiento de culpa.
Cariños y sonrisas
Irene
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