Muchos valores faltan en el mundo de hoy en día, pero uno de los principales, por desgracia, es el respeto.
Cuando los niños y niñas crecen y se desarrollan en un entorno familiar de respeto hacia los demás y hacia sí mismos/as, tendrán una base fuerte para establecer en sus vidas relaciones llenas de respeto y otras virtudes.
El autorrespeto nos fortalece e independiza.
Al no basar nuestro bienestar interno ni nuestra satisfacción en el reconocimiento o aprobación por parte de los demás, aprendemos a ser más genuinos y a expresarnos con dulzura pero con honestidad y coraje.
El autorrespeto nos permite dejar que nuestro ser se exprese con naturalidad y espontaneidad, esto nos proporciona una sensación de integridad y coherencia que genera una gran alegría interior.
Al mismo tiempo, debido a que respetamos y valoro a quienes me rodean, procuramos que nuestras palabras, actitudes y acciones estén llenos de consideración, discerniendo siempre qué es lo más preciso para decir o hacer, de modo que nadie se sienta herido/a ni molesto/a.
Pensemos hoy: nos falta autorrespeto?
Empecemos de una vez a fortalecerlo, empecemos a valorar quien siempre hemos sido, detectemos nuestros errores y hagamos el cambio.
No nos preocupemos si ahora no somos la persona que tanto desearíamos, respetémonos a nosotros mismo, y comprometámonos con el cambio.
Carinos y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas