sábado, 30 de enero de 2021

CÓMO SEGUIR ADELANTE

Pero a veces tenemos que aprender a liberarnos si queremos mantener intacta nuestra salud mental. 
Esto puede ser mejor para nuestro bienestar en lugar de intentar aferrarnos a una persona que ya no está ahí para nosotros o tratar de cambiar una situación difícil. 
Cuando dejamos ir y aceptamos la nueva realidad, nuestra ansiedad puede comenzar a desvanecerse y nos sentimos un poco más cómodos en el presente. 
Cuando aceptamos lo que está sucediendo, nos abrimos más a nuevas posibilidades para el futuro y podemos comenzar a experimentar un renovado vigor de por vida.
Entonces, la próxima vez que te estés concentrando en algo que sucedió, que te está haciendo sentir mal, prueba este ejercicio: piensa en tres beneficios que surgieron de la circunstancia, sin importar cuán absurdos o tontos puedan parecer. 
¿Por qué fue bueno que sucediera esto y cómo te cambió? 
Tres cosas. 
Cuando puedas hacer esto, podrías simplemente iniciar un proceso de crecimiento que te encaminará a convertirte en una persona más segura, una persona con más recursos y una persona definitivamente más fuerte.
Cariños y sonrisas
Irene









martes, 26 de enero de 2021

NO HAY QUE TEMER A LOS TIEMPOS DIFICILES


Cuando atravesamos tiempos duros, como el que estamos atravesando, puede ser difícil afrontarlos. 
Pero mientras experimentamos luchas internas, a menudo también aprovechamos grandes fortalezas que quizás no sabíamos que teníamos.
Comenzamos a notar nuevas posibilidades para el futuro y de repente podemos comenzar a darnos cuenta de la dirección que nos gustaría tomar en la vida. 
Se despierta una nueva apreciación por la vida y las pequeñas cosas, como pasear por la naturaleza, se convierten en fuente de alegría.
Estudios han demostrado que el crecimiento postraumático es una curva de aprendizaje emocional. 
Es algo que puede suceder por sí solo sin que necesariamente seas consciente de ello o incluso intentes cambiar nada. 
Las personas que han pasado por algunos de los momentos más difíciles, como un diagnóstico de cáncer o covid o un accidente automovilístico que las dejó discapacitadas, experimentaron un crecimiento postraumático. 
Algunas de estas personas solo intentaban sobrevivir o incluso se preguntaban si valía la pena seguir viviendo.
Pero después de un tiempo, emergió una fuerza interior, como un pequeño brote verde que crece a través del concreto. 
Algunos comenzaron a ver el evento que les cambió la vida como algo bueno e incluso estaban agradecidos de que hubiera sucedido. 
Dijeron que sin el trágico incidente, no podrían haberse convertido en la persona en la que habían madurado y les dio una voluntad de vivir que no tenían antes. 
Otros cambiaron sus trayectorias profesionales y aceptaron trabajos que los hicieron sentir más realizados, o comenzaron a tomar mejores decisiones y dejaron caminos autodestructivos en los que habían estado.
Toda dificultad nos hace crecer.
Cariños y sonrisas
Irene







sábado, 23 de enero de 2021

LA IMPORTANCIA DE TENER ANDAMIAJE INTERNO: LA RESILIENCIA


Cada vez que estamos pasando por algo difícil en la vida y lo soportamos, estamos ayudando a construir un andamiaje interno. Esto nos apoya y nos permite manejar mejor los desafíos en el futuro y ayuda a desarrollar relaciones más significativas con las personas. 
Entonces nos sintonizamos más con el mundo.
Los contratiempos son el alto precio que pagamos por la confianza y la madurez adicionales que ganamos.
En el libro de Judith Viorst de 1986, Pérdidas necesarias (Simon & Schuster), el consejero rabino Harold Kushner reflexionó sobre cómo la pérdida de su hijo lo había cambiado:
‘Soy una persona más sensible... un consejero más comprensivo debido a la vida y la muerte de Aaron de lo que nunca hubiera sido sin él. Y renunciaría a todas esas ganancias en un segundo si pudiera recuperar a mi hijo. 
Si pudiera elegir, renunciaría a todo el crecimiento y la profundidad espirituales que se me han presentado debido a nuestras experiencias... Pero no puedo elegir’.
Los contratiempos y los dolores son el alto precio que pagamos por la confianza y la madurez adicionales que tendemos a ganar. Si queremos cambiar rápidamente, puede ser difícil hacerlo con terapia, pero cuando una crisis co
mla que estamos viviendo impacta hasta lo más profundo, puede ser el impulso que necesitamos para comenzar a vivir nuestra mejor vida y a pesar de todo, ser más felices.
Cariños y Sonrisas
Irene


martes, 19 de enero de 2021

AGRADECER, SONREIR Y RESPETAR... TRES COSAS SENCILLAS

Si acudimos al refranero popular,  este nos dice aquello de que: “es de bien nacido ser agradecido”. 
Y es que no sé por qué pero hay gente a la que le cuesta mucho pronunciar la palabra GRACIAS.  Puede que esto sea debido a  que decirla en voz alta, o incluso escribirla, les produzca algún tipo de reacción alérgica.
Decir gracias cuando alguien hace algo por o para nosotros, debería ser algo que hiciéramos siempre ya que gracias a lo que esa persona hace, dice o publica, yo consigo algo.
Y por conseguir algo no nos referimos a una retribución económica, aunque pueda darse el caso, nos referimos a lo que nos aporta esa persona cuando hemos pasado un rato riéndonos, hemos mejorado nuestra autoestima o nuestra motivación, hemos aprendido algo nuevo, hemos tenido acceso a una oferta de empleo…
O cosas tan cotidianas como ver aliviado nuestro esfuerzo al realizar una tarea sea cual sea ésta.
Ejemplos: que me sujeten la puerta para dejarme pasar, que se agachen por mí para coger algo que se me ha caído al suelo, que me cedan el sitio en el autobús… La lista es interminable.
Alguna vez nos ha pasado que sostenemos la puerta para que otra persona pase, pasa y no nos da las gracias? ¿Acaso soy yo el portero, que dicho sea de paso, si lo fuera, por simple educación, también habría que agradecerle el gesto?
La gratitud es el respeto hacia lo que los demás hacen por nosotros. 
Y es que si fuéramos conscientes de lo que implican los gestos, las acciones, los trabajos de los demás… No juzgaríamos a la ligera y le daríamos valor las cosas de una forma tan sencilla como con un simple GRACIAS.
¿A dónde nos lleva todo esto? Pues nos lleva a la empatía, a la importancia de ser capaz de ponerme en el lugar de otro, de entenderle y de hacerlo no desde mi perspectiva, mis sentimientos y esquemas mentales sino, desde los suyos.
Y es esencial, está integrada en todas las demás habilidades: en la comunicación, favoreciendo entre otras cosas la escucha activa, en la resolución de conflictos, ya que si comprendo una opinión que difiere de la mía será más fácil llegar a solucionar un problema – e incluso reducir la posibilidad de que se produzca.
Agradecer, sonreír y respetar… tres cosas tan sencillas y que aportarían tanto…
Para terminar,  por favor, cuando nos digan “GRACIAS”, respondamos con un “de nada”, un “no hay de qué” o una sonrisa (cuán mágica herramienta humana, esta última que abre puertas, facilita relaciones y reconforta corazones).
Cariños y sonrisas
Irene


lunes, 11 de enero de 2021

CÓMO ESTAMOS CRECIENDO PICOLOGICAMENT DURANTE LA PANDEMIA: CRECIMIENTO POSTRAUMÁTICO

Cuando nuestra salud mental se ve retada por momentos difíciles, puede ocurrir lo que la ciencia llama ‘crecimiento postraumático’.
Hace ya muchos meses, nos subimos a una montaña rusa emocional y todavía no sabemos cuándo nos bajaremos.
Durante la pandemia de Covid-19, la salud mental de muchos se ha visto afectada, los síntomas de ansiedad y depresión se dispararon entre los adultos jóvenes, las medidas de contención empeoraron los síntomas de trastornos graves como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) en algunos grupos, y una sensación de desesperanza pareció atrapar al mundo.
Ha seguido una crisis mundial de desempleo, mientras que algunas personas se están recuperando después de haber contraído el virus; algunos están de luto por la pérdida de sus seres queridos.
Cuando atravesamos tiempos difíciles como estos, o si sufres de ansiedad o depresión, por ejemplo, o descubres que tiene una enfermedad, tiendes a escuchar lo malo que es y cómo va empeorando.
Pero de lo que generalmente no se habla es de cómo podemos realmente fortalecernos a partir de las dificultades y los obstáculos.
La ciencia lo llama ‘crecimiento postraumático’: cuando los tiempos difíciles pueden hacer que te des cuenta de lo que importa en la vida y cuáles son tus prioridades.
El crecimiento postraumático puede ocurrir independientemente de la cultura o el lugar de donde vengas: es universal. 
Por supuesto, no todos los que han pasado por un estrés o trauma importante experimentan los aspectos descritos aquí, pero innumerables ejemplos de todo el mundo muestran que una gran fuerza puede nacer de una gran tragedia, y que la esperanza está científicamente probada que existe.
Todos tenemos creencias fundamentales sobre el mundo en el que vivimos: la mayoría de nosotros creemos que la vida es justa y suponemos que viviremos hasta la vejez. 
Estos supuestos nos dan una sensación de estabilidad y nos ayudan a dar sentido a la actualidad. 
Pero cuando ocurre un revés o una crisis, nuestras creencias fundamentales pueden romperse. 
Nos damos cuenta de que si queremos llegar al otro extremo y mantener intacta nuestra salud mental, es posible que tengamos que reevaluar muchas de nuestras creencias porque ya no nos sirven como antes. 
Puede obligarnos a echar un segundo vistazo a nuestras verdades internas fundamentales y, en algunos casos, cambiarlas para mantenernos al día con una nueva realidad.
Este reequilibrio de las escalas es exactamente lo que ha estado sucediendo durante la pandemia. 
Al principio nos resultó difícil lidiar con lo que la gente llama ‘la nueva normalidad’, con los cambios en la forma en que pasamos nuestro tiempo libre, con la desinfección constante y la paranoia de enfermar. 
La salud mental de las personas cayó en picada. 
Pero a medida que pasaba el tiempo, nos acostumbramos un poco más a lo que estaba pasando. 
Si no podíamos ir al bar a encontrarnos con amigos, comenzamos a disfrutar de cosas nuevas y comenzamos a cambiar nuestras vidas para adaptarnos a la situación. Lentamente, nos recuperamos
cariños y sonrisas
Irene

EXISTE EL SECRETO DE LA FELICIDAD?


En realidad sí parece existir el secreto de la felicidad, o al menos eso es lo que nos dicen los investigadores que han estado viendo este tema.
Y lo mejor de todo es que el secreto de la felicidad es algo muy simple y está al alcance de cualquiera, en todo momento o situación. 
Si, lo que los investigadores han visto es que la felicidad de las personas aumenta cuando suceden cambios importantes en sus vidas, como iniciar una relación de pareja, conseguir el trabajo deseado o hacer ese ansiado viaje al extranjero pero, con el tiempo, el nivel de felicidad vuelve a ser el mismo de antes del cambio para la mayoría de las personas.
Sin embargo, no es así para todos.
Hay algunas personas que sí parecen conocer el secreto de la felicidad.
Estas personas buscan activamente esos cambios, pero, lo más importante, saben apreciar lo que tienen durante mucho más tiempo que los demás y no empiezan a desear otras cosas enseguida.
Cuanto antes nos cansemos de lo que tenemos ahora en vida (en nuestro momento presente) y empecemos a desear cosas nuevas, menos felices seremos.
En un estudio realizado por la Universidad de California entrevistaron a 481 personas acerca de su felicidad.
Aquellos que experimentaron un cambio positivo en sus vidas se sintieron más felices.
Sin embargo, tan solo seis semanas después, sus niveles de felicidad volvían a ser los mismos de antes.
Por tanto, si creemos que alcanzar eso que tanto deseamos nos traerá la felicidad, pensemos que es posible que así sea, pero también es posible que esa felicidad que deseamos nos dure tan solo seis semanas, a no ser que seamos capaces de seguir apreciando, valorando y siendo conscientes de lo que tenemos conforme pase el tiempo.
Eso solo se consigue viviendo en el presente, disfrutando todo lo positivo que existe en nuestra vida.
Cariños y sonrisas
Irene

viernes, 8 de enero de 2021

ENTRENANDO NUESTRO CEREBRO PARA SER FELIZ

Rick Hanson es el autor del libro ''Entrenando nuestro cerebro para ser feliz"´
En esta obra nos comparte que cuánto más tiempo nuestras neuronas logren disparar emociones como la felicidad, la gratitud, la esperanza, estas emociones quedan más registradas y de una manera más intensa.
El problema radica en que nosotros tenemos una tendencia a quedarnos más enganchados  a las experiencias negativas que a las positivas; es así que no le brindamos el tiempo suficiente a lo bueno para que se pueda quedar fijado en nuestra memoria a largo plazo.
El cerebro tiende a reaccionar de una manera muy intensa ante las malas noticias, mientras que a las buenas las deja pasar más rápido.
Nuestro cerebro está acostumbrado a detectar amenazas y debemos entrenarlo para poder sacar provecho de las buenas experiencias, ya que las situaciones positivas por las cuales atravesamos también contribuyen a nuestro crecimiento interno.
Para poder preparar nuestro cerebro a que esté receptivo a la felicidad es importante que podamos disfrutar del presente y atesoremos los momentos alegres de nuestra vida.
Hay que transformar las experiencias positivas en recuerdos emocionales duraderos.
Todos los días atravesamos por momentos positivos, algunos sutiles, otros grandes, lo importante es tomarlos en consideración, apreciarlos, permitirnos sentir alegría, vivirlos a pleno y permitir que su intensidad quede prendada en nuestro cerebro.
Las experiencias cotidianas son nuestras aliadas si sabemos apreciarlas.
Cuando somos capaces de tomar en consideración las experiencias positivas nos sentimos más realizados, seguros, amados, respetados.
La inseguridad cede su paso a la fortaleza que hay dentro de nosotros.
Si nos sentimos mal intentemos no quedarnos repitiendo el mismo monólogo interno en nuestra cabeza que no nos conduce a nada, en lugar de quedarnos prendados del dolor vamos a insistir un poco en buscar experiencias de alegría o intentemos pensar el problema de una manera creativa.
Ocuparse en vez de preocuparse, actuar antes que estar de brazos cruzados sumidos en el dolor.
Las experiencias positivas deben ser bienvenidas y vividas desde el asombro, como si fuéramos niños, viviendo algo con entusiasmo y alegría.
Cariños y sonrisas
Irene

martes, 5 de enero de 2021

EN QUÉ CONSISTE LA FELICIDAD

Qué es la Felicidad?
La felicidad consiste, entre otras cosas, en el sufrimiento superado.
La capacidad para superar las adversidades del pasado es buena para la salud mental.
En el fondo todo está en la cabeza.
La felicidad depende de la interpretación que uno hace de la realidad.
En circunstancias históricamente adversas uno puede ser feliz. Ejemplos tenemos varios:
Nelson Mandela, en la cárcel de Robben Island, era feliz luchando por la libertad de Sudáfrica.
Aleksandr Solzhenitsyn era feliz en el gulag de Siberia pensando en cómo liberar al pueblo del atroz comunismo.
Nguyên van Thuân, obispo de Saigón, estuvo trece años en una cárcel de Hanoi, nueve de ellos en régimen de aislamiento, y escribió 'Testigos de esperanza'. 
Y hay otra gente que lo tiene todo para ser feliz, dinero, poder, no es feliz.
La felicidad tiene mucho que ver con el proyecto de vida que uno ha elegido.

Para Platón la felicidad consistía en el conocimiento. Para Epicuro, lo más importante era el placer. Para Séneca, la práctica de la virtud.
La felicidad es una forma de mirar la realidad, un conjunto de muchos factores en donde no pueden faltar los dos grandes temas de la vida: el amor y el trabajo.
Amor y trabajo conjugan el verbo ser feliz. Y la cultura: la cultura es libertad.
La felicidad no se da en el superhombre, sino en el hombre verdadero; por eso la felicidad es la suma de la vida auténtica.
La Felicidad es estar contento con uno mismo al comprobar que hay una buena relación entre lo que uno ha deseado y lo que una ha conseguido.
Es decir la capacidad para permitirnos errar, caer, levantarnos y mirar hacia adelante.
La felicidad consiste en ilusiones, metas retos, planes, objetivos, la vida como anticipación.(Enrique Rojas, Psiquiatra).
Cariños y sonrisas
Irene
 

sábado, 2 de enero de 2021

CÓMO EMPEZAR EL AÑO EXPRESANDO NUESTRAS EMOCIONES




Decir lo que pensamos no tiene por qué dañar a los demás.
Defender nuestros derechos no implica dañar a los demás. 
No tenemos que convertirnos en un kamikaze de la verdad, pero aguantar estoicamente las críticas malsanas y los embates de las personas tóxicas solo nos hará daño. 
Lo ideal es que aprendamos a decir lo que pensamos y sentimos en el respeto al otro, pero asumiendo una postura firme.
Busquemos la manera que nos acomode de desahogarnos.
Pero, no siempre podemos decirle directamente a los demás lo que sentimos. 
Sin embargo, eso no significa que debamos silenciar esas emociones. 
La clave radica en encontrar la manera de practicar el desahogo emocional de manera que nos permita recuperar el equilibrio perdido, escapando del control que ejercían esas emociones desde nuestro inconsciente, que nos hacían infelices.
Pero, siempre con mucho respeto y sin herir al otro
Cariños y sonrisas
Irene