viernes, 29 de noviembre de 2019

QUÉ TIPO DE PAREJA TENDREMOS SEGÚN QUE PADRES HEMOS TENIDO

Desde los primeros años de nuestra vida aprendemos a relacionarnos con los demás. 
En primer lugar,nos relacionamos con nuestros padres y el resto de la familia. 
Ellos son nuestro primer ejemplo de vínculo afectivo. Desde el minuto uno, observamos y aprendemos cómo nos tratan y cómo se tratan entre sí. si han sido cariñosos entre si y  con nosotros.
Poco a poco, vamos ampliando nuestro círculo social. 
A medida que crecemos conocemos a más personas, hasta que finalmente realizamos nuestra primera elección de pareja y con ella, nuestra primera relación sentimental.
Boris Cyrulnik afirma que nuestra infancia determinará el vínculo afectivo que estableceremos con nuestras parejas sentimentales. 
Desde su perspectiva, existen diferentes tipos de pareja que podemos resumir en tres: 

  • la pareja en la que ambos se refuerzan mutuamente, 
  • la pareja en la que uno daña al otro 
  • la pareja en la que ambos se hacen daño.

La pareja formada por dos personas que se refuerzan mutuamente dura más y tiene mejor calidad de vida, tanto en conjunto como por separado. 
Además, este intercambio de refuerzos contribuye de manera positiva a la salud de cada uno, mejorando su equilibrio emocional y su sentido del humor. Además, es la única forma de pareja que merece reafirmarse.
Los otros dos tipos de parejas, en las que el daño está presente de forma unidireccional o bidireccional, hay que intentar transformarlas de alguna manera, ya sea a través del cambio de las actitudes negativas como de la búsqueda de un nuevo significado que establezca las bases de una relación más sana. Si no es posible, lo recomendable es plantearse si no es mejor abandonar la relación.
Por otro lado, es importante mencionar que a veces, para salir de una relación tóxica necesitamos sentir seguridad y para ello, en ocasiones se buscan otras personas en la que apoyarse. 
Sin embargo, esto puede llevar a buscar una nueva pareja antes de tiempo, de tal manera que no habrá un profundo aprendizaje sobre lo vivido, no habrá un duelo bien hecho y posiblemente, se cometerán los mismos errores en esta nueva relación.
Carinos y sonrisas
Irene

lunes, 25 de noviembre de 2019

A QUÉ AMOR PODEMOS ASPIRAR SI NO TENEMOS AMOR PROPIO (RISO)

Todos hemos escuchado alguna vez que no podemos amar a otros si antes no nos amamos a nosotros mismos. 
Pero conseguir amarse a uno mismo no es sencillo. 
Para lograrlo, debemos trabajar en conocernos bien. 
Esto implica entender nuestra historia de vida, aprender de ella y, lo más difícil, aceptarla. 
Además, es importante tener en cuenta que nuestros niveles de autoconocimiento y autoestima son fundamentales a la hora de elegir una pareja.
Por más conscientes que seamos de las ventajas de querernos tanto a nosotros mismos como a los demás, no aprenderemos a hacerlo sin realizar un trabajo personal, solo o con ayuda de un terapeuta, y observando ejemplos que nos permitan reconocer distintas formas de vinculación afectiva. 
Según el neurólogo, psiquiatra y escritor Boris Cyrulnik hay que intentar observar a diferentes personas y estilos afectivos a lo largo de nuestra vida para ello que nos ayudará a identificar el amor, la indiferencia o el odio como una forma específica de comportamiento. 
Este conocimiento nos abre la mente y enriquece nuestra personalidad.
«Amarse a uno mismo de manera realista y sana es uno de los principales requisitos de la salud, en toda la extensión del término, y el mejor camino para expresar y comunicar afecto a las personas que queremos».-Walter Riso-
Carinos y sonrisas
Irene

sábado, 23 de noviembre de 2019

EN LA FAMILIA Y EN EL AMOR, NUNCA EN PÚBLICO

Uno de los hechos que más dejan resentimientos son los reclamos, los retos, las "observaciones" en público, tanto en la pareja como con los niños. 
Nunca, bajo ninguna circunstancia, se debe recriminar al ser amado delante de los demás. 
Esta es una de esas normas del decálogo del amor que jamás se deben romper.
Cuando el reclamo se hace en público, adquiere un tono humillante. 
¿Para qué exponer los errores del otro a los demás? 
Lo que hay ahí es un afán de castigo y venganza. Y lo único que logra es lastimar la autoestima
No es un deseo sincero de expresar un desacuerdo o de reclamar por un fallo.
Nunca en público!
Carinos y sonrisas
Irene
Paulo Freire, célebre educador del siglo XX, solía decir que educar debe ser siempre un acto de amor, nunca de dolor. Sin embargo, y esto es algo que vemos muy a menudo, hay quien corrige a sus hijos del modo menos oportuno: a gritos y en público, dejando en evidencia a ese niño e intensificando aún más la emocionalidad negativa.


Todos sabemos que en ocasiones, nuestros niños no se comportan como deben cuando salimos con ellos. Una palabra fuera de lugar, hablar en voz alta molestando a los demás o tocar lo que no deben, hace que muchas veces nos pongamos nerviosos y nos enfademos con ellos. Es necesario detener esa conducta y así lo hacemos.

No se trata por lo tanto de ser permisivos. Se trata de saber frenar algo que está mal pero de forma sabia, adecuada, firme y respetuosa. El reproche y la corrección la haremos en casa y en privado, sin necesidad de público y siempre sin hacer daño.


Basta con entender una cosa. Tampoco a nosotros nos agrada que nos llamen la atención delante de nadie. Que nos corrijan a gritos, que nos digan aquello de «es que no se te puede sacar de casa, no tienes remedio, eres un maleducado«. ¿Qué ganamos con estas frases, con estas expresiones?

Lo que conseguimos es alimentar aún más la negatividad y un círculo vicioso donde tanto el niño como nosotros mismos nos sintamos aún peor. No es lo adecuado, te proponemos reflexionar sobre ello.

papa abrazando hijo
Corregir en público con agresividad: una mala pedagogía
Pensemos por un momento en una situación que se da en demasiadas ocasiones. Maestros y profesores que en ocasiones, corrigen o llaman la atención de sus alumnos del peor modo posible. Frases como «eres un vago», «nunca vas a aprobar esta asignatura» o «eres un negado para las matemáticas» son ejemplos de una mala pedagogía.

Las expresiones que descalifican a un niño en público crean marcas en su tejido emocional.
A largo plazo puede convertirse en una profecía autocumplida. (¿para qué voy a esforzarme si mi maestro dice que soy un negado en matemáticas?)
Una descalificación en público provoca que los demás nos etiqueten del mismo modo  (si el maestro dice que Sara es vaga, es que lo es).
A un niño se le puede llamar la atención para que se calle, para que se esté quieto. Tras el mandato, le indicaremos «que más tarde queremos hablar con ellos en privado». No hay necesidad de decir más en público.

Más tarde, como hacen muchos buenos docentes, se les dará estrategias de mejora. Se les motivará para que se comporten mejor, y a su vez, se creará una adecuada cercanía donde el niño pueda expresar sus pensamientos y necesidades.

leon riñendo conejo
El padre o la madre que corrige con agresividad
El padre o la madre que grita y que corrige con agresividad no aplica la Inteligencia Emocional. Se deja llevar por la emoción negativa hasta el punto de intensificar y generar en el niño un sentimiento traumático.

Corregir en público con rabia generará rabia en nuestros hijos hasta el punto de conseguir lo contrario de lo que pretendíamos.
Quien corrige con gritos genera miedo. Este, no es un modo de educar y esa impronta trae consecuencias indeseadas en el desarrollo del niño: baja autoestima, inseguridad, frustración, agresividad…
Corrige en privado, elogia en público
¿Cuándo fue la última vez que elogiaste a tu hijo o hija en público? Puede que hoy mismo, porque es muy posible que también tú sepas lo importante que es demostrarles a nuestros niños que estamos orgullosos de ellos ante todo aquel que nos rodee. Es algo que también hacemos en privado, pero cuando lo propiciamos ante otras personas adquiere una connotación especial para los más pequeños.

Veamos ahora una serie de aspectos que debemos recordar.

Nunca compares a tus hijos con otros niños ¡Hazle sentir que es el mejor!
Hay padres y madres que cometen el error de decir frases como las siguientes ante sus hijos como si estos, no los escucharan. «Tu hijo es más espabilado que el mío», «De todos los hijos que tengo, este es el más lento para todo, no sé qué voy a hacer con él».

Evita estas expresiones. Tienes que darles la vuelta: «Mi hijo es especial, es lo mejor del mundo», «Mi hijo está cada día más guapo y más espabilado, llegará donde él quiera».

mama que corrige buho pequeño
Haz uso de la corrección «positiva»
Corregiremos en privado y de forma adecuada, cercana y empática. Evita ante todo categorizar o ser fatalista (¡Es que nunca vas a aprender a leer!).

Lo ideal es hacer uso de la corrección positiva:

Si te esfuerzas un poco más seguro que lo consigues. Estoy aquí para ayudarte.
Te has portado mal, pero estoy segura de que puedes demostrarme lo bueno y responsable que eres.
Sé que te has equivocado, que has hecho algo mal, pero confío en ti y sé que lo vas a hacer estupendamente.
Quiero que entiendas que lo que has hecho no está bien. Ahora, mamá te va a decir cómo hacerlo mejor para que me demuestres lo increíble que eres.
Pon en práctica estos sencillos consejos y recuerda siempre educar sin miedo. Guía con cariño, respeto y amor para dar al mundo niños felices.

Imágenes cortesía de Sonja Wimmer






jueves, 21 de noviembre de 2019

ACEPTARSE UNO MISMO

Aceptarse a uno mismo también es importante porque implica que a pesar de que fallemos, nos equivoquemos y las circunstancias no ocurran como pensábamos, tendremos nuestro q libre de juicios.
Esto no quiere decir que no prestemos atención a cómo nos comportamos y que olvidemos las consecuencias y el impacto de nuestras acciones, sino que simplemente no nos atacaremos con dureza, no nos criticaremos ni nos trataremos mal.
No podemos olvidar que cometer errores es un aspecto fundamental del proceso de aprendizaje, pero flagelarnos por ello no -que lo hacemos muchas veces aunque hayamos entrenado durante años a nuestra mente para no hacerlo-. 
Sin embargo, ¿en algún momento vale la pena torturarse?
Juzgarnos a nosotros mismos no nos ayuda, de hecho provoca todo lo contrario: comenzamos a sentirnos peor y al final nos ahogamos en las profundidades del malestar.
Lo que debemos hacer es comenzar a
desprendernos de los juicios sobre nosotros mismos, tanto positivos como negativos.
Si nuestra mente comienza a atacarnos o alabarnos, lo ideal es que etiquetemos ese tipo de pensamientos como «juicios», los observemos y los dejemos ir. 
Porque "nuestra mente conversadora" no somos nosotros.
Y además tenemos la experiencia de que las palabras que nos decimos cambian como el viento. 
Algunos días nuestra mente nos dirá que somos personas maravillosas y otros que somos egoístas y estúpidos. 
La clave está en no creer lo que nos dice porque, al fin y al cabo, son solo historias.
Son mucho  más importantes las cosas que hacemos y cómo nos comportamos que las historias que nos contamos a nosotros mismos.
También hay que dejar de juzgar a los demás. 
Esto solo reforzara el hábito de clasificar a la gente -y a nosotros mismos- según ciertas categorías y lo cierto es que no hay «ganadores» y «perdedores», sino personas que a veces pierden, a veces ganan… 
Los matices, las alternativas, las escalas de grises están ahí!!
Carinos y sonrisas
Irene

martes, 19 de noviembre de 2019

IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN ESTOS MOMENTOS

En estos tiempos la institución “familia” ha sufrido como quizás ninguna otra, una acometida fortísima por las transformaciones amplias, rápidas y profundas de la sociedad contemporánea. 
Su suerte se ha visto siempre ligada al contexto de la situación histórica de la sociedad en la cual se desarrolla.
La familia debe enseñar a amar y transmitir conocimientos de modo que los hijos presten oído atento para poder hacer frente a los requerimientos de las situaciones de vida que va a enfrentar el día de mañana.
La familia es la escuela principal porque su actuación está basada en un “pacto de amor”. 
Cuando no es así aparecen las relaciones interpersonales enfermas en la familia. 
El instrumento principal de cuidado es el amor. Este amor se manifiesta a través de la comunicación y la mala o la falta de comunicación impide la participación y la posibilidad de compartir y encontrarse.
Para lograr que la familia transmita el amor, la posibilidad de realización,  los valores, la enseñanza de la libertad y la responsabilidad y el sentido comunitario, ésta debe fundarse en que cada parte de la pareja fundacional conserve su identidad y peculiaridad pero supere el individualismo en el compromiso de duración, permanencia y sentido comunitario. 
Si la familia fracasa como transmisora de valores, como lugar de reflexión sobre el sentido de la vida, como vida comunitaria y como lugar de aprendizaje y respeto por la autoridad, los niños y los jóvenes  se sienten desprotegidos, solos y proclives a crisis y adicciones. 
Su rebelión actual no es un hecho atípico, novedoso o temporal. 
Es la respuesta angustiada a una sociedad, a una familia, a unos padres que no promueven exclusivamente el amor, con todo lo que ella implica y en cambio promueven en el bienestar individual y superficial.
Cariños y sonrisas
Irene



sábado, 16 de noviembre de 2019

QUIÉN NO HA SUFRIDO POR LA RUPTURA CON EL SER AMADO?

Estamos programados genéticamente para conectar entre nosotros y para construir lazos emocionales. 
Es así cómo hemos sobrevivido como especie, «conectando», de ahí que una pérdida, una separación e incluso un simple malentendido haga que salte al instante la señal de alarma en nuestro cerebro.
Desde un punto neurológico cabe decir que empiezan a liberarse al instante las hormonas del estrés, conformando en muchos casos lo que se conoce como «el corazón roto«. 
No solo se experimentan el dolor por la falta del ser amado. 
Se siente una pérdida de energía, de aliento vital. 
Es como si todo el amor dado, todas las esperanzas y afectos dedicados a esa persona se hubieran ido también, dejándolos vacíos, yermos, marchitos…
Según un estudio llevado a cabo en la University College London, existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres a la hora de afrontar una ruptura afectiva. La respuesta emocional parece ser muy distinta. 

Las mujeres sienten mucho más el impacto de la separación, sin embargo es común que se repongan antes que los hombres.
Ellos, por su parte, suelen aparentar estar bien, se visten con la máscara de la fortaleza refugiándose en sus ocupaciones y responsabilidades. 
Sin embargo, no siempre logran superar esa ruptura o tardan años en hacerlo. 
¿La razón? El sexo femenino suele disponer de mejores habilidades para gestionar su mundo emocional. 
Facilitar el desahogo, buscar apoyo y afrontar lo ocurrido desde una perspectiva donde se halla el perdón y la actitud de pasar página suele hacer las cosas más fáciles.
Y entonces… ¿nos daremos permiso para volver a amar de nuevo si lo único que habita en nuestro interior es el polvo de un mal recuerdo? 
Mañana lo veremos 
cariños y sonrisas
Irene

jueves, 14 de noviembre de 2019

ROMPER CON LOS MANDATOS FAMILIARES

Romper con los mandatos familiares no es precisamente fácil. Son muchas las culturas y los países donde el peso de la familia condiciona y predispone. 
Cuestionarla es casi como un sacrilegio a los cimientos de la propia sociedad. 
De hecho, tal y como dijo Albert Einstein en una ocasión, «es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto».
En la actualidad, está en auge la llamada psicología transgeneracional. 
Se trata de una modalidad terapéutica donde se ahonda en el árbol genealógico para prevenir patrones repetitivos del pasado en el presente. 
Así mismo, se le ayuda a la persona a tomar conciencia de las dinámicas imperceptibles que ha podido heredar y que frenan su crecimiento, su felicidad.
No obstante, más allá de estos enfoques, nunca está de más tomar conciencia en nuestro día a día de ciertos aspectos que pueden ayudarnos también a romper con estos mandatos sentidos que nos frenan. 
De esta forma, gozaremos de una libertad que desconocíamos. Caeremos en la cuenta que gran parte de nuestro contenido mental no es producto de nuestro razonamiento. 
¿De dónde viene? De todo nuestro historial de aprendizaje. 
Claves para cortar los mandatos familiares
Hemos de entender que los mandatos familiares son como un contrato que no hemos firmado. 
Podemos asumirlos si nos enriquecen personal y emocionalmente, o podemos, sencillamente, no firmarlos. No asumirlos.
La revolución para llevar a cabo esta liberación debe empezar por nosotros mismos y si no podemos hacerlo solos, debemos buscar ayuda para hacerlo. 
Reflexionar sobre aquello que nos han transmitido es un acto de introspección que nos ayudará a detectar aquello impuesto por nuestro entorno. 
Ideas como «soy torpe» o «no debo defraudarles» son como las “ideas irracionales”que nos describió Albert Ellis. 
Son las raíces de emociones disfuncionales que hemos de corregir. 
Preguntémonos de dónde proceden nuestras ideas, pensamientos e ideales. 
¿Por qué pienso que esto es así? ¿De dónde viene esto? ¿Por qué tengo una ideología concreta? 
Nos sorprenderá enormemente darnos cuenta que muchas veces no tenemos respuesta y acabamos cayendo en la cuenta que son ideas impuestas desde pequeños.
Empecemos a cuestionar esas frases tan comunes que se escuchan en muchas familias. 
Expresiones como «esa pareja no te conviene», «en esta casa somos todos de tal partido político, de tal religión, de tal equipo deportivo» o «estudiar eso es una pérdida de tiempo, hacer lo otro es una tontería…» 
Son códigos que hay que empezar a derribar en nuestra mente. Como se ha mencionado en el punto anterior. 
Cuestionémonos de dónde proceden nuestros pensamientos. ¿Por qué soy de este equipo? ¿Por qué defiendo un pensamiento y no otro?
Ser familia no implica una lealtad devota, solo por compartir la misma sangre. No si nos imponen un destino y nos someten a una suerte de ciclo infinito de infelicidad. 
A medida que formamos nuestra concepción del mundo podemos alejarnos de aquellas ideas que han predominado en la familia. 
¿Cuántas veces hemos defendido a un familiar pero después en privado le hemos dicho que estaba equivocado?
A veces, desafiar y romper los mandatos del clan familiar es mucho más que una obligación: es una necesidad. 
Es el derecho y el deber a reafirmar la propia integridad personal para que no se vea comprometida nuestra identidad. Así, nos alejaremos de ser ese muñeco articulado que otros inventan y sobre la que pretenden tener el control.
Carinos y sonrisas
Irene

lunes, 11 de noviembre de 2019

LOS MANDATOS FAMILIARES Y QUE NOS PRODUCENN

Todos, de algún modo, hemos sido cautivos de esa red invisible que tejen los mandatos familiares, heredados muchas veces de generación en generación. 
Son como una conciencia invisible, como el alma de un legado donde hay ciertas cosas que uno debe aceptar sin cuestionarse. 
De hecho, así lo hacemos durante nuestra infancia. 
Hasta que de pronto algo despierta en nosotros! Nos cansamos de ser rehenes de esas miradas admonitorias, de esas expectativas inscritas en el vínculo familiar.
Cada familia es como un clan. Es una dimensión dinámica y tremendamente compleja donde se integra un legado emocional, un pasado, unas creencias, unas represiones y por supuesto, unos mandatos. 
Y también si nos transmiten sufrimiento familiar y ese sufrimiento se envuelve con el rencor, podemos concebir un mal legado. Porque lo más probable es que genere como principal mandato la desconfianza.
Un mandato es algo más que obligación implícita de ir a comer todos los domingos con nuestros padres. 
Hablamos ante todo de esos esquemas de pensamiento que erigen, ladrillo a ladrillo, gran parte de nuestro castillo emocional. 
Es parte de esa psicogenealogía que muchas veces actúa como auténtica vetadora del impulso vital del crecimiento.
Frases como «no puedo equivocarme», «debo controlar mis emociones», «de todas las personas hay que desconfiar» o «si no me dan la razón es porque no me quieren», definen esa impronta. Porque lo creamos o no, la huella de cada uno de esos mandatos intergeneracionales se inscriben a martillo y cincel en lo más hondo de nuestra personalidad.
Carinos y sonrisas
Irene

sábado, 9 de noviembre de 2019

SE PUEDE ESCAPAR A LA INFLUENCIA DE NUESTRA IDEOLOGÍA FAMILIAR?

La ideología transmitida por los padres queda grabada a fuego en nuestro inconsciente, aunque después con la incorporación de nuestra vida a la sociedad, vamos sumando a esta ideología, otras ideologías que, en el mejor de los casos, terminarán forjando nuestra propia ideología. 
No es que se pueda terminar con la ideología familiar, pero la suma de otras maneras de amar, de pensar, de odiar, puede transformar nuestra vida, puede transformar mi ideología.
Escapar de la ideología familiar supone un trabajo de autocrítica muy fuerte que no todas las personas están dispuestas a realizar.  
La ideología familiar es uno de los legados más arraigados que mantenemos en nuestro fuero interno. 
Desde que nuestra madre nos da el pecho, vamos adquiriendo hábitos, costumbres, formas de pensar, maneras de hablar, hasta el equipo de fútbol o el partido político, que son efecto de nuestra ideología.
Además, si somos sinceros, la ideología muy nuestra no es, no deja de ser una herencia familiar, claro está, si no hacemos el trabajo de autocrítica necesario para elaborar un nuevo pensamiento de vida.
Todas las relaciones humanas suceden bajo el denominado proceso de identificación que es conocerse a si mismo, que es un proceso que dura toda la vida. 

Pero a lo largo de la vida conocemos  nuevas ideologías, con personas ajenas al núcleo familiar, que nos permiten construir una forma de vida, distinta (no mejor o peor), simplemente distinta a la tendencia familiar.
Podemos cambiar nuestra personalidad si podemos identificarnos con otras personas, otros proyectos, otros deseos y poner en tela de juicio la ideología familiar en aquella parte que no nos guste o nos haga daño o no nos deje crecer. Eso es sano! Seguiremos con este tema
Carinos y sonrisas 
Irene

jueves, 7 de noviembre de 2019

CUÁNDO HAY RELACIONES DE CONFLICTO ENTRE PADRES E HIJOS, QUÉ HACEMOS?

Mucho cuidado con los excesos afectivos y emocionales porque generan perturbaciones. 
A los hijos hay que darles lo que les conviene, no lo que nos gusta a nosotros.
Los padres o cuidadores muy neuróticos generan enlaces fuertes, una dependencia extrema en los hijos que no es sano.
Tenemos que tener presente que somos la herencia psíquica de nuestros padres. 

La verdadera herencia que recibimos es la ideológica. 
La forma de amar, la sexualidad, la forma de trabajar, es trasmitido. 
Según los adultos que nos rodeen aprendemos una u otra ideología por lo que debemos
revisar los nuestros principios ideológicos haciendo un ejercicio de autocrítica. 

Volcamos sobre los hijos nuestras carencias, nuestras frustraciones, nuestros deseos. Le transmitimos lo que a nosotros nos hubiera gustado ser y lo que nos ha sido trasmitido. 
El vínculo afectivo con la figura materna en mucho más fuerte que con la figura paterna. Pero es fundamental que el niño tenga una figura masculina en su vida pues esta tiene una función súper importante: transmitir la ley, el orden .
No se nos enseña a ser padres o madres es algo que cada uno debe aprender. 
Lo que perdura es el modo en que nos han educado. 
Poderosas fuerzas inconscientes que nos condicionan: las leyes, las normas, el amor, la sexualidad saludable o perjudicial. En nosotros está modificar esos patrones educativos si los encontramos errados.
Cuanto más independiente y autónomo sea nuestro hijo, más seguro se va a sentir., porque un niño inseguro está minorizado.
Una correcta educación es orientar el proyecto educativo a que sea independiente y autónomo. Que piense y sienta por sí mismo. 

Ahora, es difícil porque nosotros estamos ahí protegiéndoles y produciendo incapacidad. 
Por lo tanto debemos revisarnos para no producir trastornos en nuestros hijos, para no traspasarles nuestra frustraciones ni lo que nosotros quisimos ser.
Carinos y sonrisas
Irene

















































































































































martes, 5 de noviembre de 2019

QUÉ PASA CUANDO NO TENEMOS AUTOCONSCIENCIA?

La autoconsciencia es la llave que abre la puerta a la autoaceptación, la automotivación y la autoestima. 
Qué es la Autoconciencia? 
Es la separación que hace el hombre de sí mismo respecto al mundo externo, es la toma de conciencia de su relación con el mundo, de su propio ser como una persona, de su conducta, de sus actos, pensamientos y sentimientos, de sus deseos e intereses.
Se trata de la capacidad de ser consciente de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Solo cuando somos plenamente conscientes, podemos desprendernos de los pensamientos inútiles, implicarnos de forma total con lo que hacemos y actuar con eficacia y desde el compromiso.
Todo ello conlleva, por supuesto, una adecuada gestión de las emociones, lo que quiere decir que no nos dejaremos llevar por nuestros impulsos y sentimientos, sino que aprenderemos cómo identificarlos, experimentarlos y manejarlos.

Carinos y sonrisas
Irene











sábado, 2 de noviembre de 2019

CUAL ES LA IMPORTANCIA DE NUESTRA PRESENCIA EN LA CRIANZA DE LOS HIJOS?

Los padres o los que hagan el papel de ellos en el amor son de gran importancia en relación al desarrollo y crecimiento de los hijos, además de ser los primeros modelos de identificación para ellos.
Son personas que tienen la misión importante de lograr que sus hijos desarrollen exitosamente sus habilidades personales y sociales. 
Tanto que podemos decir que, hasta la adolescencia, cualquier trastorno en los hijos, tiene que ver directamente con ellos.

Su ideología, su forma de vivir, va a ser transmitida a los hijos desde su nacimiento.
No olvidemos que son el primer modelo de identificación y de aprendizaje de que es una persona. 
De ellos aprendemos una manera de amar, de odiar, etc
Para ello es indispensable que estén presentes, tanto física como emocionalmente, en la vida de sus pequeños. 
“No basta con darles el desayuno todos los días o decirles ‘te quiero’ a secas. 
Los menores deben sentir que son importantes para los progenitores. 
Pueden preguntarles qué les gusta, qué les molesta, adónde quisieran irse de vacaciones. O, tal vez, llevarlos a comer un helado”, sostuvo el psicoterapeuta Walter Hinojosa.
Solo así evitarán que sean retraídos, tímidos, antisociales y renegones.
Y cuando estén separados, la presencia en la vida de sus hijos debe ser constante. 
Será indispensable que ambos progenitores conversen y establezcan cómo será la crianza de los niños para que no sufran la ausencia de uno ni de otro. 
Dejen de lado sus problemas de adulto, ya que el buen desarrollo de sus pequeños está en juego.
Carinos y sonrisas
Irene