Ser agradecidos es más que una norma de cortesía.
El agradecimiento es una forma de cruzar fronteras para llegar a un plano más emocional, personal e incluso espiritual.
¿Por qué no agradecer a la vida por formar parte de ella?
¿Por qué no reconocer a los demás por lo que son, y por esas facetas por las cuales, les queremos?
Y más aún… ¿Por qué no agradecernos a nosotros mismos por nuestra entereza, valentía y superación?
Lo sabemos, en ocasiones no es nada fácil adentrarnos en el llamado «conocimiento del corazón», ese que nos dejó intuir el mismo Lao Tse con la frase que da título a este artículo.
Las personas vivimos casi cada día ancladas a este cerebro que nos guía por el camino más objetivo y racional, ahí donde habitan algunos rencores, algunas frustraciones…
El sencillo acto de ser agradecidos, supone ya un modo de liberación personal.
Es reconocer, es actuar con humildad y sin artificios, aprendiendo a valorar lo que de verdad es importante en la vida.
Ahondemos en el valor y el poder del agradecimiento.
Carinos y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas