lunes, 11 de noviembre de 2019

LOS MANDATOS FAMILIARES Y QUE NOS PRODUCENN

Todos, de algún modo, hemos sido cautivos de esa red invisible que tejen los mandatos familiares, heredados muchas veces de generación en generación. 
Son como una conciencia invisible, como el alma de un legado donde hay ciertas cosas que uno debe aceptar sin cuestionarse. 
De hecho, así lo hacemos durante nuestra infancia. 
Hasta que de pronto algo despierta en nosotros! Nos cansamos de ser rehenes de esas miradas admonitorias, de esas expectativas inscritas en el vínculo familiar.
Cada familia es como un clan. Es una dimensión dinámica y tremendamente compleja donde se integra un legado emocional, un pasado, unas creencias, unas represiones y por supuesto, unos mandatos. 
Y también si nos transmiten sufrimiento familiar y ese sufrimiento se envuelve con el rencor, podemos concebir un mal legado. Porque lo más probable es que genere como principal mandato la desconfianza.
Un mandato es algo más que obligación implícita de ir a comer todos los domingos con nuestros padres. 
Hablamos ante todo de esos esquemas de pensamiento que erigen, ladrillo a ladrillo, gran parte de nuestro castillo emocional. 
Es parte de esa psicogenealogía que muchas veces actúa como auténtica vetadora del impulso vital del crecimiento.
Frases como «no puedo equivocarme», «debo controlar mis emociones», «de todas las personas hay que desconfiar» o «si no me dan la razón es porque no me quieren», definen esa impronta. Porque lo creamos o no, la huella de cada uno de esos mandatos intergeneracionales se inscriben a martillo y cincel en lo más hondo de nuestra personalidad.
Carinos y sonrisas
Irene

2 comentarios:

  1. Continúa con tu taller de la felicidad excelente gracias por existir

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  2. Totalmente cierto pero en mi familia muchos hemos reaccionado y ya no seguimos esos patrones y la verdad es q es una liberacion

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Gracias por tu comentario.
Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas