En ocasiones escuchamos a mucha gente decir que “ellos son muy sinceros y dicen todo lo que piensan”.
Sin embargo, la sinceridad es amor y respeto por la verdad.
Por lo que la persona que actúa con sinceridad, siempre tiene que actuar con amor y con respecto hacia el otro.
Actuar con amor, es procurar no hacerle daño al otro, no herirlo, no ser un grosero, no provocar el mal en el otro, por lo que la sinceridad está finalmente reñido con decir todo lo que se piensa.
La sinceridad también es pensar lo que le vamos a decir al otro y cuando lo vamos a decir, para no herirlo.
Las personas sinceras siempre tienen que actuar de buena fe, mantener una coherencia entre sus palabras y sus actos, y buscar siempre en su palabra acciones de amor.
Decir lo que se piensa, requiere de un profundo ejercicio de
pensar lo que se quiere decir, saber cuándo y cómo hay que decirlo, y valorar
si es necesario decirlo.
Decir la verdad significa que hay que pensar que se dice, pues en la mayoría de las ocasiones no es necesario decir todo lo que se piensa, pero si pensar lo que se dice.
Decir la verdad significa que hay que pensar que se dice, pues en la mayoría de las ocasiones no es necesario decir todo lo que se piensa, pero si pensar lo que se dice.