Sin embargo, cada vez que nos enojamos “sabemos” con absoluta claridad con quién estamos enojados y exactamente por qué motivo.
Pero, en realidad “nunca estamos enojados por la razón que creemos”.
Esta aparente confusión se aclara cuando comprendemos el
mecanismo de la proyección:La situación o la persona que nos enojan, recrean frente a nosotros una característica propia, de nuestra personalidad.
Pero no una característica cualquiera, sino una con la que no estamos conformes, que nos resulta especialmente desagradable y a la que combatimos en nosotros mismos.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas