lunes, 24 de diciembre de 2018

EN ESTOS DÍAS PRACTIQUEMOS LA GRATITUDS

En estos días de Navidad debemos practicar especialmente la gratitud.
Esto de practicar la gratitud no es sólo dar gracias a personas, sino a la vida, al universo, o al Dios en el que creamos. 
Es como que mientras más agradecido uno es, la vida nos retribuye con más de eso por lo que agradecemos.
El acto de agradecer, es también una correlación de estar focalizado, de vivir el ahora, es un acto del presente, de estar viviendo la vida hoy, porque está nuestra conciencia en cada una de las cosas que nos están sucediendo, y en lo que tenemos.
Parece tonto, pero es fundamental agradecer tener todas nuestras extremidades: dos piernas, dos brazos, dos orejas (eso no es una extremidad pero por el estilo), y cuando lo hago, automáticamente siento un alivio y felicidad de que cada cosa está en su lugar y que si quiero puedo salir a correr y ser libre. 
Podemos ver, podemos oler, podemos escuchar, podemos degustar los sabores del mundo, podemos sentir la textura de las cosas. 
Y eso realmente no tiene precio. 
¿O no les ha sucedido de golpearse una pierna o quemarse un dedo, y que toda la rutina del día se vuelva un “infierno”?
Feliz Noche buena y cariños y sonrisas
Irene

miércoles, 19 de diciembre de 2018

CÓMO PREVENIR LOS CELOS 3

Ya sabemos que existen algunas estrategias psicológicas que nos permiten controlar y gestionar los celos, hasta el punto en que sepamos interpretarlos correctamente. Hoy terminamos:
6. ¿Aceptamos sus límites?
También hay que trabajar para aceptar que no podemos serlo todo para el otro, de la misma manera que el otro no puede serlo todo para nosotros. 
La relación se nutre de espacios propios y espacios compartidos. 
En cada pareja varía la proporción, pero lo común a todas es la necesidad de espacios propios.
7. Reenfoquemos las situaciones
Volvamos a contemplar las situaciones desde lejos y enfoquemos hacia “lo que a mí me pasa”, y no tanto hacia lo que el otro hace. 
Seguramente, si somos absolutamente sinceros, descubriremos que debajo de los celos está la duda: “¿Soy suficiente?”, “¿soy merecedor de amor?”.
En el caso de que realmente no te sientas suficiente, busca un lugar tranquilo, toma lápiz y papel, y haz un listado sincero de todas las razones por las cuales lo crees.
8. Revisa tus creencias erróneas
Repasemos las razones que nos dicen que somos inferior y démonos cuenta de que son viejas ideas sobre nosotros mismos, que nos han acompañado toda la vida y nos impiden ser merecedores de amor.
Son esas creencias las que fomentan los celos. 
Nadie necesita ser perfecto, cada uno es digno de amor tal cual es!
Y  ya está! Terminamos con las estrategias para evitar los celos.
Pongámoslas en práctica.
Cariños y sonrisas
Irene

domingo, 16 de diciembre de 2018

CÓMO PREVENIR LOS CELOS 2

Dijimos que existen algunas estrategias psicológicas que nos permiten controlar y gestionar los celos, hasta el punto en que sepamos interpretarlos correctamente.
Y habíamos dicho que como eran varias se los iba a dar, como es habitual, de a pocos. Bueno acá están unos más y mañana terminamos:
4. ¿Admitimos su mundo?
Preguntémonos: “¿Puedo admitir que mi pareja encuentre situaciones de placer fuera de mí?”. 
Por ejemplo, la diversión que le proporciona esa cena mensual con sus amigos o unas vacaciones por su cuenta para practicar su deporte favorito.
5. Determinemos qué es ‘aceptable’
Los límites entre “lo aceptable” y “lo inaceptable” en lo que la pareja hace serán siempre materia de eterna discusión. 
Naturalmente, no es lo mismo aceptar que converse amablemente con una compañera de trabajo a que salga con ella por la noche.
Es necesario ponerse una mano en el corazón para cuestionarse si se desea poner prohibiciones a conductas que no tienen nada de objetables. 
La pregunta sería: “¿Qué me está pasando?”, “¿qué pasa con mi seguridad?”
Existen algunas estrategias psicológicas que nos permiten controlar y gestionar los celos, hasta el punto en que sepamos interpretarlos correctamente.
Cariños y sonrisas
Irene

martes, 11 de diciembre de 2018

COMO PREVENIR LOS CELOS


Existen algunas estrategias psicológicas que nos permiten controlar y gestionar los celos, hasta el punto en que sepamos interpretarlos correctamente.

Pero, como son varios se los voy a dar, como es habitual, de a pocos.
Observemos en qué circunstancias nuestra pareja “se pone” celoso. 
A veces se trata de una persona; otras veces, de situaciones o actividades. 
Determinemos qué elementos se dan ahí que puedan atraer a  nuestra pareja.
2. Analicémonos a nosotros mismos
Dejemos que la intensidad de los celos se calme y, en soledad, preguntémonos: “¿Qué tiene esa persona que yo no tengo?”. Si se trata de una actividad: “¿Qué obtiene ahí que yo no puedo darle?” o “¿qué le da a esa actividad que no te da a ti?”. Por ejemplo: “Me siento celosa de la pasión que pone en el fútbol”.
3. Busquemos soluciones
Observemos si las respuestas anteriores nos estimulan nuevas formas de crecer o de volver a cuidar aspectos que habíamos descuidado y revitalizar así la relación. Por ejemplo: “Cuando observo su pasión por el fútbol, puedo preguntarme: ¿qué ha pasado con la pasión que alguna vez experimentamos?, ¿cuál será la mejor manera de volverla a encontrar?, ¿qué actividades en común podríamos desarrollar que nos gusten a ambos?”.
No se trata de competir con su pasión por el fútbol. No es necesario llegar a meta alguna, solo trabajar para disfrutar más juntos.
Hasta manana, carinos y sonrisas 

sábado, 8 de diciembre de 2018

QUÉ SON LOS CELOS?

Los celos nos traen un mensaje claro: tenemos miedo a que otro ocupe nuestro lugar.
Y también nos marcan el camino, las inseguridades que debemos mejorar
¿Por qué sentimos celos?
Los celos se dan cuando imaginamos que alguien puede darle a nuestra pareja aquello que no obtiene de nosotros y, a consecuencia de ello, perderemos su amor.
Lo cierto es que siempre habrá alguien que pueda cubrir mejor que nosotros nuestros aspectos menos desarrollados, pero esto no quiere decir que se pierda el amor por ello.
En todo caso, podemos observar que cuando nos “pican” los celos, seguramente se trata de algo en que “nos sentimos menos” y quizá sería bueno tomarlos como un incentivo para desarrollar aquellas partes de la relación que nos quedan por descubrir o que habíamos descuidado.
Cuando otro tiene algo que no tenemos –o así lo creemos– y se acerca a nuestra pareja, comienza cierta picazón. 
Cuando esta es leve, puede ser un estímulo para estrechar la relación en alguno de sus aspectos: como compañeros de vida, en el área sexual o aumentando la intimidad en los encuentros del alma.
Sin embargo, cuando la picazón resulta inaguantable, nos sentimos mal y la relación comienza a verse afectada.
Empezamos a vigilar a nuestra pareja porque creemos que lo esencial es lo que hace, sin darnos cuenta de que el alimento de los celos son nuestras carencias e inseguridades.
“Si me quisiera, solo tendría ojos para mí”, dice para sí el celoso. Y, por debajo, suelen ocultarse otros pensamientos: “Si mira a otra persona, es que yo no valgo”. Y muy, muy adentro: “Si yo fuera él, elegiría a otra”.
Siempre estamos expuestos a que el amor se extravíe. No es posible guardarlo en una caja fuerte; pero cuando nos sentimos especialmente inseguros, el miedo al abandono no nos deja en paz. Entonces, vemos el peligro en todos lados: cualquier mirada afuera puede convertirse en una amenaza.
No vemos que en los celos no sólo se trata del otro sino de nuestra propia sensación de que somos “abandonables”.
Ese sentimiento es el que nos hace ser posesivos y estar vigilantes de cada movimiento. Pero a nadie le gusta ser poseído como un objeto. 
Entonces, sin quererlo, estamos favoreciendo su huida.
A veces, sentimos la maravillosa experiencia de fundirnos con el otro, como en la relación sexual, pero no podemos pretender que ese estado sea permanente. 
Pasado este instante, cada uno vuelve a estar en su propia piel y es preciso sentirse bien y seguros en ella, mas allá de la pareja.
El amor, que es hijo de la libertad, nace con el riesgo de su pérdida. 
Pero también nos brinda la magnífica posibilidad de elección: necesitamos sentir que somos plenamente “elegibles” y que también nosotros decidimos elegir al otro cada día. 
Es justamente este riesgo y esta certeza lo que lo convierte en un juego hermoso y emocionante.
Carinos y sonrisas
Irene


jueves, 6 de diciembre de 2018

VIVAMOS EL AHORA

“La verdadera felicidad es disfrutar el presente, sin la ansiedad dependiente del futuro” –  Seneca
Un estudio publicado en Sciencemag , indica que las personas pasan divagando un 47% de su tiempo, lo cual implica una constante ausencia del presente, de las decisiones que tomamos, de los momentos memorables… y luego nos preguntamos ¿cómo fue que llegó navidad tan rápido? ¿Cómo fue que todo esto sucedió este año?
Uno de los factores más relevantes para la felicidad, es estar enfocado en el hoy, abrazar el momento presente, tener conciencia de lo que nos rodea, y de cada sensación que vamos atravesando ahora, ya, en este instante.
El pasado no está, ya no contamos con el ayer, menos aún con el futuro. 
Lo que tenemos es el presente, y es lo que debemos aprender a vivir.
Si uno piensa esto dos o tres veces, suena hasta de poco sentido común, querer experimentar o vivir algo que ya no está, o inclusive fantasear o preocuparse por cosas que ni siquiera aún han ocurrido, pero es así como, aparentemente, se nos pasa la vida. 
Por eso la nostalgia pesa tanto, por eso tantos arrepentimientos, tantos miedos sin sentido…
¿Por qué seremos tan insensatos y nos privamos del hoy? 
Hoy tenemos salud, ahora estas tomando un café caliente, riquísimo, ahora estamos abrigado, ahora el sol da en nuestra cara y podemos respirar, ahora tenemos una pareja que nos acompaña, una amiga que nos llama, un jefe que nos alienta, hoy es hoy.
¿Mañana tendremos esas cosas aún? 
Y… No sabemos, pero con certeza, vivir pensando en el pasado, o preocupados por el futuro, nos sacan de la vida que tenemos hoy, que es quizás la vida que nos puede hacer feliz, pero con tanto ruido, no podemos darnos cuenta.
Carinos y sonrisas
Irene


miércoles, 5 de diciembre de 2018

CÓMO SER MÁS FELICES: RODEARSE DE GENTE POSITIVA Y FELIZ

La felicidad es como una linda enfermedad o virus que se propaga a nuestro alrededor.
Estar con gente positiva, agradecida, entusiasta, nos contagia bienestar, y nos transmiten esa energía especial, que permite que el día rodeados de ellos, sea más placentero, reconfortante, e inclusive más productivo.
Un estudio realizado por BMJ Group concluye que la felicidad de la gente, depende en gran medida, de la felicidad de las personas con quién se conecta, pudiendo ser inclusive, un fenómeno colectivo.
Por eso, es necesario saber elegir quiénes estarán a nuestro lado, ya que la influencia tanto positiva como negativa, es muy grande.
¿Acaso no resulta agotador estar cerca de personas que lo único que hacen es quejarse, o que cualquier cosa los pone tristes, o que sienten insatisfacción con su vida, transfiriendo esa frustración con actitudes poco pacientes, poco amables y egoístas?.
Estas personas, lamentablemente, no hacen más que tirarnos hacia atrás, porque pareciera que, para ellas nada es perfecto, ni demasiado bueno, ni demasiado lindo, ni demasiado justo, ni demasiado prometedor, ni demasiado seguro,etc.
Ya sea hacer un viaje, empezar un proyecto, iniciar una relación, armar una fiesta, o elegir un restaurante para ir a cenar, todo se vuelve demasiado complicado y el día pareciera estar lleno de trabas. 
Estas cosas no nos ayudan a crecer, a avanzar, en síntesis, no aporta en nada en la vida de alguien que busca como ser feliz.
Si el agua que no fluye libremente, al estancarse se pone fea, así también sucede con la energía que nos rodea, con las situaciones que se nos presentan.
¡Pero,Ojo! Con lo anterior, no espero que confundamos “negación”, con el optimismo. 
Tampoco sirve estar con personas negadoras de la realidad, de los problemas, ya que la vida está llena de cosas buenas y malas, pero lo importante es cómo nos enfrentamos a esas circunstancias.
Las personas positivas y optimistas, no niegan los problemas, ni una realidad poco placentera, sino que tienen la suficiente seguridad personal, amor propio, para saber que pueden cambiar el curso de las cosas, y transformar un momento triste, doloroso, o un fracaso, en una experiencia que nos hará más sabios, o fuertes para seguir avanzando.
Carinos y sonrisas
Irene