¿Creemos que antes de empezar a construirlo, ellos pensaron, "No debemos construir aquí porque al rato la marea va a venir y lo va a destruir"? Ellos no piensan así. Cuando las olas vienen, ¿hay angustia? No. Sólo la emoción del próximo proyecto, un nuevo momento, ya que, intuitivamente, abrazan la creación y la destrucción como partes naturales de la vida.
Vuelvan a ser como esos niños otra vez. Abracemos la simplicidad y la espontaneidad, y dejemos de lado los cuestionamientos, los controles y las opiniones del intelecto. Si podemos revivir la inocencia perdida de la infancia, y al mismo tiempo, mantener la madurez y el sentido de responsabilidad que hemos adquirido como adultos, la vida se transformará de maneras que ni siquiera podemos imaginar.
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas