¿A qué dedicamos la
mayor parte de nuestra vida? Probablemente, a asegurarnos el bienestar material
(posesiones, poder, una buena imagen...); a ocuparnos de nuestra familia, de
las relaciones sociales; al cuerpo (compras, vestidos, alimentación,
embellecimiento...). Todas estas condiciones pueden contribuir a nuestro bienestar
pero no son la causa de la felicidad.
¿Qué es lo que sí
puede ser causa profunda de bienestar y felicidad?
Nuestra habilidad para
mantener paz mental en cualquier circunstancia (incluso en el dolor físico), nuestra capacidad de concentración, nuestra aceptación (que nos haga fácil soltar en cada
pérdida), nuestra capacidad de amor y compasión, que nos conecte con nuestro entorno,
incluidos todos los seres. La alegría.
Ésas son las
habilidades que nos ayudan a vivir una buena vida, con significado y feliz.
Obtener una
maestría en estas habilidades no es más difícil que conseguir todas las
posesiones, carreras, oposiciones, la casa de los sueños, el coche más rápido o
la pareja que creemos que nos hará feliz, todas esas cosas que sí se llevan nuestro tiempo y energía y, sin embargo, no nos garantizan la felicidad (por el
contrario, sí constituyen una buena fuente de preocupaciones).
No se trata de
abandonar todas las demás cosas, obviamente, pero sí es importante restablecer
prioridades y reorganizar nuestro tiempo y energía, para dedicarle algo más de
atención a las cosas que sí tienen el poder de hacernos felices (nuestra
capacidad interior de paz, amor, concentración, alegría, comprensión).
Hasta mañana, cariños y sonrisas
Irene
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Todo me alienta para seguir buscando y compartiendo artículos que nos hagan sentir mejor y con mayor bienestar psicológico.
Cariños y sonrisas