Si no podes adquirirlos o nos complica hacerlo, olvidémonos ellos hasta que podamos hacerlo; al contraer deudas, sólo agregamos más capas de ansiedad a nuestra vida.
Esa ansiedad nos alejará de la paz, que es el lugar que todos buscamos.
Si tenemos que trabajar más para pagar deudas, disfrutaremos menos de nuestra vida actual; en consecuencia, estaremos más lejos de la paz y la alegría, que son los símbolos de la inspiración.
Nos sentiremos mucho mejor y disfrutaremos mucho más nuestra vida si tenemos menos en vez de contraer deudas que no nos darán paz y tranquilidad, sino estrés y ansiedad.
Procuremos no pensar frecuentemente en el dinero. Hagamos lo que el corazón diga que es lo que nos hace felices, en vez de pensar si será rentable o no.
Y no determinemos nuestra compras por el hecho de obtener un descuento, y no nos pongamos tristes porque no nos hicieron una rebaja.
Podemos llevar una vida feliz y satisfactoria si dejamos de ponerle una etiqueta con precio a todo lo que tenemos y hacemos: a fin de cuentas, en el mundo del Espíritu no hay etiquetas con precios.
No hagamos del dinero el centro de todo lo que tengamos o hagamos; más bien, descubramos el valor inherente a todas las cosas: así simplificaremos nuestra vida. Un peso no determina el valor, aunque vivamos en un mundo que intenta convencernos de lo contrario. Liberémonos y acerquémonos más a la vida de nuestro Espíritu
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas