1. Enfoquémonos en los pensamientos positivos.
Cada vez que nos sintamos preocupado por algo, concentrémonos en cambiar ese pensamiento por uno positivo.
2. Disfrutemos lo que sí tenemos y agradezcamos.
Todos tenemos razones para sentirnos bien; solo es una decisión que debemos tomar: enfocarnos en aquello que sí tenemos y no en lo que nos falta.
Los motivos para ser agradecido son muy personales, pero podemos disfrutar y agradecer, por ejemplo, el hecho de tener un hogar, una familia…
3. Tengamos la seguridad de que cualquier problema que se presente, podremos resolverlo o superarlo.
La preocupación muchas veces viene del miedo.
El miedo nos hace ver cada problema más grande de lo que realmente es.
Una clave: vernos y sentirnos nosotros mismos más grandes que el problema en cuestión. Para ello es necesario tener confianza en uno mismo y saber que no hay adversidad que no seamos capaces de superar.
Y busquemos ayuda!
Si en verdad nos sentimos tan agobiado por las preocupaciones y los problemas que no podemos ser feliz por eso, a pesar de haberlo intentado, quizás sea el momento de buscar ayuda profesional.
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas