La felicidad no es una ecuación matemática, la vida tiene su propia sabiduría intrínseca.
Observemos la actitud natural de los niños que viven desde la espontaneidad de la alegría como un estado natural.
Repasemos las fotos del álbum de nuestra infancia y conectemos con aquella etapa infantil.
La alegría es un sentimiento natural como explican Álex Rovira y Francesc Miralles en su nuevo libro, una obra que lleva por título precisamente el nombre de este sentimiento: "Alegría".
Vivamos el presente de un modo literal.
Dejemos de posponer planes para otro momento mejor.
¿Tenemos ganas de hacer algo? Entonces, concretemos esa decisión en nuestro marco más inmediato de realidad.
Disfrutemos de la compañía de las personas que nos quieren, pongamos en práctica el arte de conversar, fomentemos el contacto con la naturaleza, gocemos los productos de la buena gastronomía y descansemos.
¿Acaso creemos que la felicidad comienza con acontecimientos extraordinarios? La felicidad se nutre de lo sencillo y necesario como el placer del buen dormir.
Como explica Aristóteles: "El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona".
Por tanto, la felicidad también puede comenzar por la duda cuando nos cuestionemos aspectos de nuestra situación que nos gustaría mejorar.
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Cariños y sonrisas