viernes, 27 de diciembre de 2013

EL DINERO NOS DA LA FELICIDAD O EL PODER ESTA EN NOSOTROS?

El viejo refrán dice “las penas con pan son menos”. ¿Pero, en realidad… creen que es el dinero lo que proporciona la felicidad?. Es una cuestión que hemos preguntado a diferentes personas, y la contestación mas frecuente es: “si no la da, al menos ayuda.”
Considerar una buena ayuda el poder contar con la abundancia y la riqueza económica, parece bastante lógico y razonable. De forma concreta, más de una vez hemos escuchado decir: “¡A mí me toca ahora el gordo de la lotería y verás que rápido se me van todos los males!”

Pero vamos a hacer la siguiente suposición:
Imaginen que, efectivamente, ganan hoy, por ejemplo, el gran premio de la lotería Así pues, les han tocado… pongamos… 5 millones de dólares. ¡¡5 MILLONES DE DOLARES!!  

Tal vez, para un actual futbolista de élite no sorprenda en exceso esta cifrra pero para un trabajador estándar representa algo incalculable. ¡Necesitaría sumar todo el dinero ganado a lo largo de DIEZ VIDAS, para llegar a aproximarse a esa cantidad. Por lo tanto, encontrarse con toda esa riqueza, de golpe, representaría un evento absolutamente excepcional.
Miren el boleto… comprueben de nuevo la coincidencia de los números… y… ¡Sí! ¡Son los ganadores! Pues bien: en ese preciso momento¿qué sentirían?
Muy probablemente, “un subidón tremendo de energía”. “Una inmensa euforia”, “una alegría inenarrable”, “¡ganas de reír, de llorar, de saltar… de vivir!” Todos, de alguna manera, coinciden en que ante una situación semejante, experimentarían la emergencia de un sentimiento expansivo. Se sentirían radiantes, pletóricos, enérgicos… ¡Super energéticos!
Entonces es cuando debemos preguntarnos: “¿Y quién o qué es lo que os ha dado toda esa energía?” Todos dicen“¡Los 5 millones!”
“¿Pero están seguros?” “cómo no va a ser eso!
Sigamos, entonces, desarrollando un poco más esta situación hipotética: Pongamos, pues, que en esa situación descrita se encuentran verdaderamente contentos, alegres, animosos… etc. Tan intensa resulta ser esa excitación de ánimo que experimentan y que consideran tan placentera, que deciden guardar el boleto premiado en un banco y “callarse la boca” de momento. Es decir: no se lo van a decir absolutamente a nadie. Ni se gastarán un peso del premio durante al menos… un mes. Por el momento, se dan un mes de plazo para digerir, secretamente lo acontecido.
Pues bien, a partir de ese momento, es fácil suponer que la animosidad se mantendría a lo largo de ese mes. Se despertarían cada mañana sin esperar al despertador, con una sensación de amanecer radiante y se levantarían energéticos y activos… Y cumplirían con el “guión del día” sin perder en ningún momento esa socarrona sonrisa, con la que estarían escondiendo tal delicioso secreto.
Tendran un mes como jamás habían tenido: sin perder en ningún momento el entusiasmo. Siendo así, al cabo de los siete días, pueden decidir, entonces, prolongar el periodo de secreto hasta un mes, para así seguir disfrutando por unos días más esa magnífica sensación.
Y podemos continuar fantaseando consecuencias a partir de lo propuesto, como, por ejemplo, que con el despliegue de buen humor y positividad que están expresando, y con esa mayor soltura, arrojo y atrevimiento, podrían ir provocando experiencias estimulantes, conociendo a nuevas personas, estableciendo nuevas relaciones…. Permitiéndose nuevas aventuras insospechadas hasta entonces… ¡en fin! Podría decirse que desde el día de la noticia del boleto ganador se han transformado en personas rebosantes de energía, alegría y buen humor. “¡La energía que les dan los 5 millones de dólares!
Y bien, transcurrido el mes (¡Un mes o los meses que quieran! ¡Total, se lo están pasando en grande saboreando su buena fortuna…! ¡Pero ojo: no se les pasen, tampoco, la fecha límite para reclamar el premio!), se deciden, pues, por fin, a acudir al banco para que les hagan efectivo el dinero del premio… y entonces descubren… ¡Que todo ha sido una equivocación! Inventen la historia que prefieran, pero de lo que se trata, en definitiva, es que no hay ningún premio que retirar, ni nunca lo ha habido! ¡No les ha tocado nada!!
¡Vaya planchazo!

¡Pero atención, y aquí está lo bueno: Llevan un mes gozando de una animosidad y una energía inmensas! ¿Y de dónde decían que había salido toda esa energía? ¿De dónde procedía toda esa felicidad? ¿Del dinero, decían? ¿De qué dinero? ¡Si ni hay ni nunca ha habido ningún dinero!
“¡Pero yo pensaba que sí!” Se suele argumentar. ¡Ah! “¡Pensaban!” Así que esa fuerza y esa energía impetuosa se la habían transmitido y despertado un pensamiento. “La fe mueve montañas”, escribió San Pablo. Entonces, toda esa energía y euforia que han estado expresando durante todo este tiempo resulta ser algo que les pertenece, absolutamente, a ustedes. Sencillamente la tenían latente, escondida, replegada… A través de un pensamiento le “han dado al interruptor” y se han desplegado… Han salido al exterior.



Esa energía, esa alegría… ese entusiasmo, pues, son una capacidades que en estos momentos, fuera ya de mi fábula, siguen estando dentro de ustedes. ¡Ahora mismo! ¡A su disposición! ¡Tan sólo necesitan encontrar el “interruptor” que les de acceso a ellas!
Sí, tal vez “las penas con pan sean menos”, pero tal vez, también, como escribiera Louise Hay, y la hiciera mundialmente famosa, tal vez, digo, “el poder esté dentro de tí”.
Espero que les haya gustado esta "suposición"!

cariños y sonrisas
Irene










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Cariños y sonrisas