Hay por ahí personas valiosas, nobles e inteligentes que
dudan de su propio valor cuando se enfrentan a actividades que no se les dan
del todo bien.
Personas que se frustran al ver que otros progresan más
rápidamente en alguna cosa, mientras que a ellas eso mismo se les hace muy
cuesta arriba.
No importa que hablemos de actividades de la vida diaria, laborales o de simples hobbies. Algunas se nos dan divinamente y con otras vamos más despacio. Nos pasa a todos, sin excepción.Que algo no salga a la primera (o puede que ni a la cuarta), ¿es una razón para dudar de nuestro propio valor como personas?
No importa que hablemos de actividades de la vida diaria, laborales o de simples hobbies. Algunas se nos dan divinamente y con otras vamos más despacio. Nos pasa a todos, sin excepción.Que algo no salga a la primera (o puede que ni a la cuarta), ¿es una razón para dudar de nuestro propio valor como personas?
No, claro que no.
Les pongo el ejemplo que tengo más cerca: el mío propio. Hay docenas de actividades en las que, si me comparo con otras personas, no solo avanzo lentamente, sino que soy bastante malita. Entre ellas, conducir y los deportes, por no alargar la lista hasta el éxtasis.
Pero, por numerosas que sean, no me siento una persona “inferior” a cualquier otra.
Sé que valgo mucho, aunque me falten infinidad de cosas por aprender (y que otros ya saben); e independientemente de que necesite más horas de entrenamiento, de que cometa más errores y de todo lo demás.
Yo valgo mucho y todos valemos mucho. Y quien se atreva a dudarlo porque no sepamos conducir es un cretino (que también vale lo suyo, aunque le quede un poco más por aprender que a nosotros).
Cariños y sonrisas
Irene
Les pongo el ejemplo que tengo más cerca: el mío propio. Hay docenas de actividades en las que, si me comparo con otras personas, no solo avanzo lentamente, sino que soy bastante malita. Entre ellas, conducir y los deportes, por no alargar la lista hasta el éxtasis.
Pero, por numerosas que sean, no me siento una persona “inferior” a cualquier otra.
Sé que valgo mucho, aunque me falten infinidad de cosas por aprender (y que otros ya saben); e independientemente de que necesite más horas de entrenamiento, de que cometa más errores y de todo lo demás.
Yo valgo mucho y todos valemos mucho. Y quien se atreva a dudarlo porque no sepamos conducir es un cretino (que también vale lo suyo, aunque le quede un poco más por aprender que a nosotros).
Cariños y sonrisas
Irene