Cuando creemos que las personas que están por encima de nosotros jerárquicamente, tienen el derecho de permitirse ese lujo. NADIE, ni el jefe, ni nuestro padre, ni alguien qu creamos que está por encima, tienen derecho a tratarnos mal. No es la jerarquía lo que les otorga poder faltar al respeto, sino la poca calidad como personas.
Y en el caso en el que nos estemos faltando el respeto a nosotros mismos sin que intervengan terceros, ¡PARAR! Pensar en qué nos estamos equivocando, con qué no nos sentimos a gusto, que nos gustaría que fuera de otra manera. No nos sigamos sintiendo mal por lo ocurrido hasta ahora, simplemente invirtamos tiempo en planificar lo que deseamos cambiar de nosotros… ¿Es la gestión de la familia, del trabajo, de nosotros mismos? Sea lo que sea, seguro que es susceptible de cambio, y cuanto antes empecemos, mejor. No nos lamentemos por lo que hemos perdido o lo que hemos hecho de una forma que nos avergüenza. Todos tenemos valores a pesar de los errores y las "torpezas", y nos hace grande rectificar y volver al camino… al nuestro, porque cada uno tenemos el nuestro y nadie puede juzgar si es mejor o peor que el de los demás.
Cariños y sonrisas
Irene
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