Si encontramos que no hay manera de que centremos nuestra atención en lo que estamos haciendo y nuestra mente se pone en modo divagación a cada rato, probemos esto:
Miremos un objeto que tengamos cerca y que esté en reposo (que no se mueva).
Fijemos nuestra atención en este. No hagamos nada, simplemente miremos el objeto y no pensemos nada.
Relajemos nuestra mente. Dejemos que la quietud del objeto serene nuestra mente. Hagámoslo durante unos segundos. Cuando nuestro mente esté tranquila y sin pensamientos luchando por nuestra atención, regresemos a lo que estabamos haciendo y concentrémonos en ello.
Veremos como ahora estemos más centrados y con menos distracciones.
Si es un objeto que nos reporta bienestar y serenidad el mirarlo mejor todavía, por ejemplo, un cactus o una pequeña planta que tengas en nuestra mesa.
Espero que les sirva
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas