En esta vida, nada es eterno, nada permanece, todo fluye y retoma su camino tejiendo ese orden natural que tanto nos cuesta asumir a veces.
Las personas estamos casi siempre centradas en todo aquello que ocurrió en el pasado y que, de algún modo, se convierte ahora en una dura carga que altera nuestro presente.
Esas desavenencias familiares, ese trauma, esa pérdida, ese fracaso sentimental o esa frustración no superada.
Todo ello son anclas que nos aferran, que ponen cadenas en nuestros pies y anzuelos en nuestra alma.
Es un apego tóxico y poco saludable que nos impide avanzar en libertad y plenitud
Aceptemos, asumamos y aunque nos cueste, aprendamos a perdonar.
Nos hará sentir más liberado y nos ayudará a centrarnos en lo que de verdad importa, el “aquí y ahora“, este presente donde tenemos nuestra verdadera oportunidad.
¿A qué esperamos para vivir en el presente?
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas