domingo, 11 de marzo de 2018

EL RECHAZO DICE MÁS DE QUIEN RECHAZA QUE DE QUIEN ES RECHAZADO

Imaginémonos que alguien descubre un diamante de 300 kilates. Único en la tierra.
Sin embargo, debido a su ignorancia, cree que es un simple trozo de cristal y lo tira.
¿Eso a quién pone en evidencia? ¿Al diamante o a la persona?
¿A quién rechazan realmente?
Por el mismo motivo, cuando alguien rechaza a otra persona se pone mucho más en evidencia él mismo que el rechazado.
Porque la realidad es que en esa situación tan solo existe una opinión, a menudo limitada, de una persona sobre otra.
Si J.K. Rowling se hubiera rendido después de haber sido rechazada durante años por multitud de editoriales, Harry Potter no existiría.
Si Walt Disney hubiera abandonado su idea de parque de atracciones después de que más de 300 inversores lo rechazaran, no existirían los parques Disney.
Si Michael Jordan hubiera dejado de lanzar a la canasta por haber fallado multitud de veces, no habría ganado 6 anillos de campeón de la NBA.
Pero, también tenemos que decir que no todas las decisiones dependen de nosotros.
Resulta que el comportamiento de la gente no depende sólo de nosotros.
No somos el centro del mundo.
Si intentamos venderle un coche a un cliente que le acaba de tocar la lotería, probablemente termine comprándolo. Si intentamos vender el mismo coche a una persona que se acaba de arruinar, lo más seguro es que rechace nuestra oferta.
Eso ocurre a diario.
Las personas tienen estados de ánimos y motivaciones que implican que en la mayoría de ocasiones el resultado no va a depender de nosotros: por muy bien que lo hagamos, si queremos conocer a una chica a la que la acaba de dejar su novio después de una relación de 10 años seguramente nos rechace de inmediato.
Que nos rechacen o no, en la gran mayoría de ocasiones no depende de nosotros.
Depende de las circunstancias de ese cliente, persona a la que queremos gustar, familiar, amigo o lo que sea.
La gente no toma las decisiones exclusivamente por nosotros y obviando todas las demás circunstancias de su vida.
Somos nosotros que lo convertimos en algo personal.
Esto tan fácil de entender es en realidad muy complicado.
Las personas con gran temor al rechazo sólo buscan señales que les confirmen sus miedos y no dejan de preguntarse por qué alguien les rechazó o ese cliente no les compró si lo hicieron todo bien.
Creen que el motivo depende sólo de ellos  y se culpabilizan de todos los errores.
Pero, repito, no debemos pensar que somos el centro del universo.
Cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas