Tal como quedamos ayer, hoy veremos los últimos truquitos para paliar la tristeza y la soledad:
5.Hablemos sobre ello, compartámoslo. No tenemos por qué pasar por esto nosotros solos; si probamos, descubrirás que hablar sobre algo o desahogarse puede ser realmente liberador.
Siempre encontraremos al menos UNA persona dispuesta a escuchar: un amigo, un familiar, un conocido, un profesional… ¡Incluso un diario puede resultar de mucha utilidad!
6.Ocupemos nuestro tiempo, ¿qué tenemos ganas hacer? A priori la respuesta puede ser “nada”, la apatía se apodera de nuestro poder decisión.
Si esto se mantiene en el tiempo, detengámonos y pensemos con calma, ¿seguro que no nos viene algo a la cabeza?
Las pequeñas cosas llenan nuestro día a día: un baño caliente, una película, dar una vuelta, charlar con una amistad, preparar nuestro plato favorito, apuntarse a alguna actividad…
7.Cuida tu aspecto y tu higiene personal. Duchémonos, vistámonos y encarguémonos de nuestro aseo personal.
Prestar atención a algo tan básico es fundamental, significa cuidar de nosotros: si hay una persona que no puede olvidarse es de uno mismo.
Además, vernos bien contribuye a mejorar nuestro estado anímico.
8.Sal a la calle. Si pasamos todo el día dentro de nuestra burbuja el ambiente acabará viciado.
Hay más oxígeno ahí afuera, ¡sal a respirarlo!
9.Establecer una rutina. Esto nos empuja a organizar nuestro día a día y no abandonarnos.
10.Probar con el deporte. Hacer deporte, además de ayudarnos a desconectar y liberar emociones, provoca que generemos una serie de hormonas que contribuyen a mantener un estado de ánimo positivo
11.Focalizar en el presente. “Lo hecho, hecho está”, parece fácil decirlo pero no podemos volver atrás para recuperar el tiempo ni cambiar el pasado.
Sin embargo sí que podemos focalizar nuestra atención y esfuerzo en ‘hoy’, para aprovechar el tiempo y cambiar el futuro.
12.Marcar pequeños objetivos diarios o semanales. Esto hace que nos centremos en otros asuntos y que dediquemos menos atención a lo que nos preocupa.
Basta con pequeños hechos que reconforten, Roma no se hizo en un día.
Hacer revisión y ver que los conseguimos, anima y estimula.
13.Busca ayuda profesional. No somos capaces de reponernos apoyándonos únicamente en nuestro entorno, pero eso no significa que no haya salida.
Igual que vamos al médico cuando nos duele el pie, ¿por qué no ir al psicólogo cuando nos duele el corazón?
Cariños y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas