sábado, 6 de marzo de 2021

DIFERENCIA ENTRE LÍMITES Y CASTIGOS EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

Lo primero que nos gustaría señalar es que educar es una de las tareas más difíciles. Debemos saber que es el otro el que decide aprender. 
Así que dar lecciones magistrales de cómo han de hacerse las cosas, a veces, sirve y otras no. 
Depende de que quien la recibe l quiera recibir, no del que la da. 
Si nuestros hijos nos ven leer, leerán, si nos ven discutir, discutirán.
La función de los padres es la de dejar hacer, evidentemente dentro de límites, pero estos límites han de permitir el movimiento: el acierto y el error.
Muchos padres desean que sus hijos hagan o dejen de hacer lo que ellos mismos hicieron o dejaron de hacer, pero l
os hijos no son una prolongación de los padres, han de desarrollar su propia vida y elegir lo que quieren ser o hacer en ella, les guste o no a los padres. 
Como hemos dicho antes, la función de los padres implica, también, establecer límites que le ayuden a elegir un camino productivo y satisfactorio para ellos.
Los premios y los castigos no proporcionan una buena educación, son maneras simples de resolver, pero impiden el diálogo, la reflexión y el desarrollo de su capacidad de decidir. 
Cuando se castigan por algo mal hecho, el castigado consigue calmar rápidamente su culpa, mediante el castigo mismo, y se siente libre para poder cometer de nuevo alguna maldad.  
Además, debemos saber que el ser humano se acostumbra a todo, incluso a ser castigo, consiguiendo, en muchos casos, alguna satisfacción del mismo, es decir, que hay veces que los hijos, se portan mal, sólo para recibir su castigo, porque es ls única forma de conseguir atención. 
Importante: Nunca castigar con una necesidad básica, como te voy a dejar sin comer.
Lo mejor es aprender a hablar con los hijos y saber que límites son amores.
Cariños y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas