domingo, 16 de agosto de 2020

EL SÍNDROME DE LA CABAñA: Y EL DESCONFINAMIENTO GRADUAL

Pasa el tiempo y la reapertura gradual de las actividades toma fuerza. 
Sin embargo, algunas personas se mantienen confinadas en casa y, así se les permita, no quieren salir porque varias situaciones les producen miedo. 
Si te pasa, no te sientas como un bicho raro. 
Ese temor está contemplado por la psicología y se llama ‘síndrome de la cabaña’, como ya hemos dicho.
No se trata de una enfermedad, sino de un estado anímico, mental y emocional que se ha estudiado en personas que, tras pasar un tiempo de reclusión forzosa, han experimentado dificultades para volver a su situación previa al aislamiento.
El síndrome no es nuevo, no nació con la pandemia. 
Carmen Martini, médica española experta, explica que antes del coronavirus, esta situación afectaba a personas que habían estado en prisión durante años, que habían sido víctimas de un secuestro o incluso a algunos enfermos que habían estado ingresados en un hospital durante mucho tiempo.
Las autoridades sanitarias nos han repetido hasta el cansancio que el lugar más seguro en el que se puede estar, durante la pandemia, es en casa. 
Y lo hemos comprobado por nosotros mismos. 
Después de varios meses, nos adaptamos hasta el punto de que para varias personas, dentro del hogar está todo lo necesario: el mundo se redujo a las habitaciones.
Y desde la seguridad de casa, vemos lo que pasa afuera a través de los medios de comunicación, el internet y las redes sociales. 
José Ricardo Bateman, psicólogo experto en temas de ansiedad, estrés y depresión y profesor de la Universidad Konrad Lorenz, agrega que el temor puede combinarse por varios factores.
“Saber que la unidades de cuidado intensivo se llenan nos causa ansiedad. 
Además, existe el temor de contagiar a nuestros seres queridos. Eso en el caso de quienes viven acompañados, pero para los que viven solos, la situación es diferente y a veces peor”, explica el especialista y agrega que algunas personas que hayan pasado el confinamiento sin compañía, de alguna forma han disminuido sus habilidades sociales. 
El temor aumenta si conocemos algún caso cercano de coronavirus y si el paciente, desde antes, tiende a la ansiedad.
«Ahora, cuando comienzan a darse los primeros momentos de la desescalada, empieza el miedo a volver a hacer una vida «normal».
El hogar nos hacía sentir seguros en aquellos momentos de confinamiento más duros, pero ahora las normas nos empujan a enfrentarnos a la incertidumbre para poder continuar hacia una vida saludable y plena, conviviendo con estas nuevas sensaciones y formas de relacionarnos.
Pero,  este miedo se convierte en miedo desadaptativo cuando la emoción pasa a ''mandar'' sobre nuestra vida, limitando todas aquellas vivencias agradables, de contacto, de exploración, de crecimiento profesional, de ocio, etc. para indicarnos constantemente que la seguridad únicamente se halla en casa. 
Hay que volver a ver el mundo en vivo y en directo!
Carinos y sonrisas
Irene

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Cariños y sonrisas