Son conductas que atentan por completo contra el desarrollo psicosocial y emocional de los pequeños, donde es común escuchar frases como “nunca serás lo bastante bueno para esto o lo otro” o “con ese carácter tuyo no te va a querer nadie”. Lo más complejo de estas situaciones es que llega un momento en la vida de ese niño, convertido en ya en adolescente, en el que ya no necesitará escuchar esos mensajes de su entorno familiar porque ya está instalado de forma perpetua en el jardín del desánimo.
La propia mente ya los crea, ya los codifica de forma natural al disponer de una devastadora voz interna que le repetirá aquello de “tú no puedes, tú no sabes, tú no mereces”. No hará falta por tanto que nadie lo desanime, porque pocas cosas son tan efectivas como la propia auto-crítica, nada es tan peligroso al fin y al cabo nos determina una baja autoestima y el desánimo se ve originado por esa baja autoestima
Así, es muy posible que sean muchas las personas, adultos hechos y derechos, que se identifiquen con esta misma situación, con esta misma herida interior por donde se escapan todas sus oportunidades por sentirse válidos, capaces de aspirar y lograr aquello que desean.
Debemos entender por tanto que no solo es necesario quitar poder a todo aquel que nos desanime, a quien venga con la clara voluntad de apagar nuestra luz, nuestra alegría y entereza. Es necesario a su vez hacer un viaje interior para cambiar el discurso interior de esa voz crítica que nos invalida, ese enemigo de nuestra mente que se atreve también a decirnos que no valemos para ser felices.
“La felicidad depende de la calidad de tus pensamientos”
-Marco Aurelio-
Carinos y sonrisas
Irene
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Cariños y sonrisas