El síndrome del impostorEn relación con creer que no se es suficiente, existe un fenómeno psicológico llamado el síndrome del impostor. Las personas que padecen este síndrome viven con el miedo a ser descubiertos como un fraude. Es decir, consiguen una serie de logros y piensan que pueden haberlos obtenidos por suerte, coincidencia o haciendo creer a otros que son más capaces de lo que son.Por lo tanto, piensan que no son lo suficientemente buenos como para haber logrado algo y temen que los descubran.Este síndrome no está reconocido como un trastorno mental a día de hoy. Sin embargo, existe mucha investigación sobre el tema.Aunque no existen datos concluyentes, se estima que 7 de cada 10 personas lo han sufrido en algún momento de su carrera laboral, y es que este es el ámbito donde más se suele dar. Y a pesar de ello, las personas que lo sufren creen que son las únicas en su círculo que se sienten así.¿Qué hacer en estos momentos?Cuando una persona cree que no es suficiente, aumentan sus niveles de ansiedad y su estado de ánimo se ve comprometido: lo negativo profundiza y lo positivo se queda en la superficie.En este entorno psicológico, la persona suele optar por dos vías: vivir como una víctima o en una obsesión por alcanzar la perfección. No obstante, siempre existe un tercer camino: trabajar para aceptarse y valorarse.En estos casos, un psicólogo puede ser una ayuda valiosa. Por otro lado, a nivel personal, en estar circunstancias podríamos plantearnos:Pensar de dónde nacen esos pensamientos e identificar a qué ámbitos afectan.Una vez identificados, plantearnos cuáles son las diferencias entre lo que pensamos y somos. Es decir, no es lo mismo sentir que no se es suficiente que realmente serlo. Habría que pensar en todos los logros que alcanzados.Un ejercicio muy útil es pensar e imaginar qué consecuencias se derivan de pensar que no somos suficientes. Esta tarea puede ayudar a tener una imagen mejor de uno mismo y comenzar a hacer pequeños cambios de conducta que marquen la diferencia.En definitiva, centrarnos en lo que podríamos ser en lugar de valorar lo que ya somos es un condicionante o una tentación con la que todos hemos tenido que negociar.Así, aunque a veces cometamos errores, la satisfacción y el aprendizaje están en nosotros, y eso es la clave del propio bienestar.
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